El público infantil y familiar fue protagonista ayer en la Feria del Libro, por donde también paseó Moby Dick gracias al homenaje que la cita con la lectura cordobesa ha querido rendir a su autor, Herman Melville, con motivo del bicentenario de su nacimiento, finalizando la jornada con la presencia del politólogo y escritor Pablo Simón, que mantuvo un encuentro con los lectores de su libro El príncipe moderno: democracia, política y poder.

La jornada en el Bulevar comenzó en la zona del templete, donde alumnos de los colegios Virgen de la Esperanza y Santo Ángel participaron en el taller Cuenta conmigo, de Arrempuja Producciones, que ofreció encuentros con la narración oral en los que alumnos de estos dos centros de Educación Especial fueron los protagonistas. Dichos encuentros comenzaron con una «siembra de semilla de cuento» en los centros escolares, y en una sesión preparatoria con ayuda del profesorado empezó a «regarse» la semilla de una historia colectiva, que, una vez «germinada», llevaron a la Feria del Libro para exponerla en una narración colectiva. La de este año es la segunda edición de este proyecto, que comenzó con una colaboración con el centro DanzaMobile de Sevilla y que ha crecido en Córdoba con estos dos centros y la participación de Arrempuja Producciones. Ya por la tarde, en el Bulevar del Libro, el cuentacuentos Pepepérez ofreció su espectáculo para público familiar El coleccionista de palabras.

LA GRAN NOVELA AMERICANA // Poco después, Herman Melville y La gran novela americana centraron una de las citas más importantes del día, en la que dos expertos melvillianos, Constantino Bértolo y Juan Bonilla, moderados por el periodista Luis Miranda, hablaron de la importancia y significado de la literatura de este autor, centrándose en algunos de sus títulos más importantes, fundamentalmente, Moby Dick, «que es una de las grandes novelas norteamericanas». Para Bértolo, a Melville se le ha alabado por lo que se llama «el carácter simbólico de su obra, su capacidad para hacer de la ballena blanca el representante o el símbolo del mal», aunque también se habló de los aspectos más materiales de su escritura, la voz del narrador, qué interés tiene, por qué habla y por qué utiliza otros elementos, ya no solo la ballena blanca, sino, por ejemplo, la relación que tiene con el mundo del trabajo, con el oro, etcétera.

«Moby Dick es el producto de una ambición literaria, algo que hoy se ha perdido, entendiéndola como el hecho de querer, con una obra, describir una totalidad, un sentimiento universal. Hoy, lo que hay son pequeñas ambiciones, parece que los escritores solo aspiran ir a la lista de libros más vendidos», señaló Bértolo.

La jornada en el Bulevar del Gran Capitán finalizó con Pablo Simón, que presentó su más reciente obra, El príncipe moderno: democracia, política y poder, manteniendo un encuentro con miembros de los clubes de lectura de ensayo de la Red Municipal de Bibliotecas. Este libro reivindica el papel del politólogo y, con guiños a la obra clásica de Nicolás Maquiavelo, hace una revisión de la agenda política contemporánea. Por último, la escritora Amelia Serrano firmó ejemplares de su obra Relatos químicos.