Su relación con Medina Azahara se remonta a 1995, cuando empezó a trabajar como arqueóloga en el yacimiento donde siempre soñó, aunque recientemente ha abandonado esa labor, a la que algún día espera volver. Ahora, los miembros de la junta directiva de la Asociación de Amigos de Medina Azahara, donde su interés por el acercamiento de la arqueología a la sociedad encontró el mejor vehículo, ha hecho que esta entusiasta de los secretos que encierran las piedras siga involucrada en los avatares de la ciudad califal como presidenta de este colectivo, algo que asume con ilusión y responsabilidad y, sobre todo, con la seguridad de que los lugares como este conjunto arqueológico necesitan «de una mirada civil limpia de intereses».

-¿Qué supone para usted estar al frente de una asociación como esta?

-Una responsabilidad enorme y una ilusión tremenda porque es una asociación que en el tiempo que lleva de vida ha puesto en marcha proyectos muy interesantes relacionados con el conjunto arqueológico, y son proyectos pensados desde el futuro por un grupo de gente que tiene mucho que aportar a la ciudad, encabezado por Juan Serrano, que es un referente. Lo acepto como un reto y con mucho respeto hacia la persona que ha estado ocupando este puesto, por quien siento una gran admiración.

-¿Necesita el conjunto arqueológico un grupo de personas que lo proteja?

-Por supuesto. Cualquier lugar como este necesita que la sociedad civil esté presente en él y pensando en él, más allá de las personas que trabajan desde las instituciones, y que lo proteja desde una mirada civil limpia de intereses, una mirada objetiva y directa.

-¿Cuál es el perfil del socio de este colectivo?

-Es muy variopinto y diverso. Hay arquitectos, artistas plásticos, arqueólogos, estudiantes y otras personas que simplemente aman el patrimonio, tanto de Córdoba como de fuera. Creo que la asociación representa a toda la sociedad y abarca casi todas las edades, aunque quizá haya una concentración mayor entre los 40 y 50 años.

-¿Le gustaría que hubiera más gente joven en la asociación?

-La gente joven, por regla general, no suele estar muy presente en el patrimonio, aunque sí participa en las intervenciones artísticas que la asociación ha llevado a cabo. Algunas de las actividades se han hecho en colaboración con la Escuela Mateo Inurria. Creo que tiene que ver con los intereses, inquietudes o madurez de cada uno.

-Con este cambio también se ha aprobado un programa de acercamiento del yacimiento a la ciudad y a la sociedad. ¿Cómo lo van a hacer?

-Tenemos varias líneas de actuación. Por una parte, queremos poner en comunicación la propia ciudad con el yacimiento, tanto física como mentalmente. En cuanto al acercamiento físico, hicimos un proyecto que consistía en la remodelación de las cunetas con el fin de conseguir un carril bici que continúe el de Córdoba y un paseo de unos 500 metros para que la gente pueda llegar hasta el yacimiento en el autobús que va a Palma del Río. Aunque quizá sea más importante el acercamiento mental, que haremos con acciones como llevar música, intervenciones artísticas y encuentros. Nuestra intención es tomar el relevo de lo que supuso esa corte, en la que había pensadores, filósofos, poetas, astrólogos… y desde lo contemporáneo intervenir en la propia Medina Azahara.

-Parece que va a seguir la hoja de ruta iniciada por Juan Serrano.

-Exactamente. El paso de Juan Serrano ha sido muy importante y para qué cambiar algo que funciona muy bien.

-Su trabajo ha estado muy vinculado al Salón Rico. ¿Cuántas veces ha soñado con verlo en todo su esplendor?

-Yo lo he visto en todo su esplendor porque para un arqueólogo trabajar como se ha hecho allí es maravilloso. Poder trabajar con los materiales, levantar los trazados y desarrollar la metodología para la reposición de atauriques ha sido un proceso muy bonito.

-Ha dicho que Medina Azahara es una fuente inagotable de conocimiento. ¿Qué espera descubrir?

-Queda mucho, y creo que nosotros no lo veremos. Lo bueno que tienen los sitios arqueológicos es que siempre están abiertos a seguir pensando sobre ellos, la investigación hace que se avance en el conocimiento y, algunas veces, reintepretar lo interpretado.

-Las visitas han aumentado mucho desde que el sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad. ¿Están contentos de los frutos que ha dado el título?

-Sí. Era previsible que las visitas aumentaran, pero lo importante es que ese incremento lleva aparejada la necesidad de recursos, si no las visitas se pueden convertir en un problema para el sitio.

-Lleva ligada a la ciudad palatina más de veinte años. ¿Qué significa para usted?

-Es el lugar donde siempre he soñado trabajar y espero volver algún día. Para mí ha sido un lujo enorme, he aprendido mucho y creo que para un arqueólogo no hay mejor sitio para trabajar.

-¿Por qué no se ha invitado a la asociación a participar en el Consejo de Coordinación de Medina Azahara?

-No lo entendemos. Si hay miembros de la sociedad civil que merecen estar en ese consejo somos nosotros, porque actuamos de forma activa en el sitio. Por ejemplo, las visitas guiadas al Monasterio de San Jerónimo las realizan miembros de la asociación y cuando vino el evaluador del Icomos valoró mucho nuestro trabajo.

-Recientemente, ha habido un cambio de director en el yacimiento. ¿Se hubiera enfrentado a este cargo si hubiera seguido su marido, Alberto Montejo, al frente?

-Fue una decisión de la junta directiva de la asociación, pero creo que también lo hubiera aceptado.

-La arqueología es su mundo. ¿Qué le dicen las piedras?

-Me lo cuentan todo.