Afincada en Barcelona, la cantante y actriz cordobesa Mariola Membrives vuelve a García Lorca con Lorca. Spanish songs, un disco que la conecta con su infancia y en el que recupera las canciones populares españolas que el poeta grabó al piano a dúo con La Argentinita en 1931. Eso sí, con un toque contemporáneo para el que ha contado con la inestimable y «lujosa» ayuda del guitarrista Marc Ribot y la producción de Daniel García Diego.

-Con ‘Lorca. Spanish songs’ vuelve al poeta. ¿Por qué ahora ha decidido reunir estas canciones?

-Ha sido un cúmulo de circunstancias lo que me ha llevado a ello, pero, sobre todo, quería cerrar un ciclo. Trabajé con el Omega, aún sigo con el espectáculo Federico García, y ahora, más que volver a Lorca, aunque es la excusa, regreso a mi niñez, a esas canciones de siempre, a algo que no requiere una búsqueda intelectual muy complicada. Es, simplemente, recordar a mi abuela y a mi madre cantando y a mí cuando empecé a bailar. Esa música es mi Andalucía y Lorca la reunió. Por otro lado, quería trabajar con Marc Ribot, hacer algo tradicional que me identificara y ponerle ese sonido suyo tan radical, tan sucio a veces, pero tan diferente a nuestra guitarra española, a nuestra tradición. Yo creo que tenía sentido y decidí que ese repertorio sería perfecto.

-¿Cuál es la canción que más le remueve la memoria?

-El Zorongo gitano. Además de que es mi preferida, es con la que más libertad me he dado. Esta canción fue la primera que bailé con cinco años y tiene algo muy especial, es como infinito, como si hubiera estado siempre en el mundo.

-Contar historias a través de la música, ya sea contemporánea, soul, jazz, flamenco o blues, es lo más cercano a su estilo. ¿Qué géneros se mezclan en este nuevo disco?

-No me atrevo a decir que sea nuevo, pero creo que, más que un género, es la unión de dos músicos muy diferentes, por lo que todo suena distinto. Junto con Dani García, el productor, hemos respetado mucho los arreglos de Lorca y lo que suena a tradición, a ligero, a juego, a la tierra. Pero dejando lugares abiertos en algunos sitios donde hacía falta un espacio más de limbo, de búsqueda, un poco más oscuro. Porque este es un discurso de búsqueda. Para mí, es música tradicional española con una visión contemporánea, con mi carácter y el de Marc, al que se une el de Lorca.

-¿Qué ha supuesto contar para este disco con el guitarrista Marc Ribot? ¿Le costó convencerle?

-Ha sido un lujazo. No me costó mucho convencerle, lo difícil fue coincidir en fechas. Yo sabía de él, le había escuchado, pero, cuando oí uno de sus blues, me dije que tenía que hacer algo con él. Quería ese sonido, esa verdad. Le hice llegar mi música y le pregunté si quería que hiciéramos algo juntos. Inmediatamente, me dijo que sí. Aunque fue imposible cuadrar agendas y él lo hizo desde Nueva York y yo desde Barcelona. Nos escribimos mucho y fuimos muy sinceros.

-¿No fue muy arriesgado trabajar a larga distancia?

-No. Tuvimos mucha comunicación, mucho feeling. Enseguida me entendió, respetó muchísimo mi cante, cada canción. Hay temas que son más difíciles porque son muy libres, pero nos escribíamos, le explicaba lo que me hacía sentir cada tema y de dónde venía. Y él lo entendió. Es un gran músico. Siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero creo que la idea de buscar que fuera íntimo, que pareciera que estábamos grabando en la misma sala, se ha conseguido.

-Continúa girando con el espectáculo ‘Federico García’, también en torno a Lorca, y no podemos olvidar su versión de ‘Omega’. ¿Por qué le atrae tanto la figura del poeta?

-No lo sé, pero creo que es él el que me busca a mí. Menos este proyecto, casi todo ha sido de casualidad. En este caso es algo muy personal. Omega fue una osadía, casi un encargo, y Federico García iba a ser un espectáculo para cuatro semanas y llevamos meses. Pero ya paro y mi siguiente objetivo es dedicarme a la composición, aunque me encantaría hacer Yerma en el teatro.

-Lo cierto es que usted es también actriz, una faceta que tiene muy abandonada.

-Así es. Aunque todo ha servido. Estudié siete años interpretación, trabajé un poco en la televisión, en el teatro… De cualquier manera, interpreto cada vez que canto, cada canción es una historia que está por encima de ti misma. En el fondo, yo estudié interpretación porque me daba vergüenza cantar.

-Pero con ‘Llorona’ salió del armario. ¿Cómo se siente ahora en el escenario?

-Mucho mejor. No sé si lo domino, pero no me paraliza. Siempre se siente algún fantasmilla, pero ahora ya no manda el miedo, manda la historia.

-¿Qué tiene pendiente dentro del flamenco?

-Hacer un disco de flamenco, como quiere mi madre. Y algún día le haré caso. Pero le tengo todavía un poco de respeto porque soy muy aficionada, he estudiado a fondo.