La emigración fue dura, pero para las mujeres, más», resaltó ayer en Córdoba la escritora María Dueñas, que recaló en la Librería Luque para participar en los actos de su centenario manteniendo un encuentro con sus lectores, con los que habló de su última novela, Las hijas del capitán. En esta obra, la autora une el trasfondo histórico, la épica femenina y una historia de amor al contar las aventuras de Victoria, Mona y Luz, tres jóvenes hermanas españolas desembarcadas casi a la fuerza en la Nueva York de los años 30, viéndose obligadas a tomar las riendas de una modesta casa de comidas de nombre El capitán, tras la muerte accidental de su padre. Con este argumento, Dueñas ha querido dar protagonismo a la emigración española a Estados Unidos en esa época, de la que se conoce muy poco, y, al mismo tiempo, a estas tres mujeres.

«Lo que compone la novela es una mezcla entre ambas cosas», dijo Dueñas, que aseguró que «hay una estructura basada en datos históricos, y para eso me he valido de documentación, he hablado con personas que en el momento en el que sitúo la novela eran niños cuando sus familias afrontaron el drama y la aventura de la emigración, y he hablado con especialistas e investigadores que llevan años intentando recuperar el gran puzzle de este fenómeno», por lo que, como es habitual en las obras de Dueñas, esta también tiene «un poso de documentación sólido, muy bien enclavado en la realidad y en la historia».

Con todo eso, la autora ha construido el armazón de la novela, para después dar rienda suelta a la ficción, que no es otra que la historia de estas tres mujeres malagueñas, muy temperamentales y raciales, que, por decisión paterna, se ven obligadas a emigar a Nueva York en contra de su voluntad y que llegan a la Gran Manzana «con un sentimiento negativo, porque no quieren irse, no quieren abrirse camino en esa ciudad», explicó la escritora. «La emigración era dura para todos, pero para las mujeres que se veían arrastradas a las decisiones de los hombres era mucho peor», prosiguió Dueñas, que considera que las mujeres «han avanzado muchísimo, hemos dado un gran paso y nos tenemos que sentir muy orgullosas», aunque, matizó, «no hemos alcanzado la situación más óptima, hay que seguir luchando, no hay que bajar la guardia y debemos seguir reivindicando la posición que nos corresponde a las mujeres, que es la de la igualdad».

INGREDIENTES PARA EL ÉXITO // Siguiendo con el tema de la inmigración, y respecto a la situación que se vive en EEUU actualmente, con un presidente que quiere cerrar fronteras e imponer cuotas de entrada al país, la escritora subrayó que es «frustrante y tremendamente triste, es un horror», precisamente en un país «que se ha hecho gracias a las oleadas de hombres y mujeres que dejaron su mundo por razones muy distintas y que con su tesón, voluntad y coraje construyeron ese gran país. Que venga ahora este tipo a intentar frenar a gente que llega, como estamos viendo con esta caravana, me resulta enormemente penoso».

Una vez más, esta novela goza de lo que pueden parecer los ingredientes perfectos para el éxito, aunque la autora asegura que no el algo que se proponga. «Soy bastante planificadora a la hora de escribir y en cada novela tengo una idea desde el principio del tono narrativo, de los ingredientes, los escenarios, etcétera, aunque es cierto que también me concedo un margen de flexibilidad, según lo que la narración me va pidiendo en cada momento», explica Dueñas, que el próximo año celebrará la salida de El tiempo entre costuras, una novela que cambió su vida. «Han sido unos años muy fructíferos y enriquecedores», señaló la escritora, que también se sintió muy «contenta» de ser partícipe de los actos del centenario de la librería Luque.

«Es heroico que una librería, en estos tiempos, cumpla cien años. Son momentos muy duros porque la crisis azotó fuerte», dijo la autora, que también valoró que «las nuevas tecnologías y plataformas digitales o la existencia de otras maneras de ocio, son competidores muy fuertes con los que hay que luchar», por lo que el hecho de que una librería «urbana, céntrica y centenaria se mantenga firme, aconsejando a los lectores y dándoles un trato personal, es bueno para todos, para la sociedad en general».