Entre la nueva generación de cineastas chilenos, ella es quien más a conciencia ha explorado los fantasmas de la dictadura de Pinochet. Vuelve a hacerlo en su nueva ficción, 'Los Perros'.

¿Cuáles son los perros a los que el título de su película alude?

Su protagonista, Mariana [Antonia Zegers], tiene una mascota, pero el título no se refiere a ella sino, sobre todo, los hombres rabiosos que rodean a la mujer; también a los militares que durante la dictadura fueron usados como bestias para hacer el trabajo sucio. Por último, durante mucho tiempo la burguesía de mi país ha utilizado la palabra “perros” para referirse a las clases más humildes.

¿Cómo surgió la idea que dio origen a la película?

Hace tiempo conocí a un antiguo militar que daba clases de equitación. Anteriormente había sido uno de los torturadores de Pinochet; tenía muchas muertes a sus espaldas. Fue mi instructor durante dos años, hasta que en el 2011 fue encarcelado a perpetuidad. Y lo cierto es que era un hombre muy amable y considerado. Inspirándome en esa experiencia, he querido mostrar que la línea que separa el bien del mal es más fina de lo que imaginamos, y que dentro de cada uno de nosotros hay un monstruo.

En Los Perros, en todo caso, el profesor de equitación no es el único con las manos manchadas de sangre.

No hay que olvidar que si la dictadura de Pinochet duró tanto es porque mucha gente la apoyó. Solo fueron condenados unos pocos culpables: unos 200 soldados fueron a la cárcel, pese a que con la policía secreta colaboraron unas 5000 personas. Peor aún, el dictador fue apoyado por los burgueses, que hicieron una fortuna y no solo han permanecido impunes, sino que hoy son los dueños de Chile. Supongo que pasa lo mismo en todas las dictaduras, ¿no es así?

¿Sigue habiendo en Chile gente que apoya abiertamente a Pinochet?

Hasta hace poco sí, pero ya no. Quien lo apoya públicamente es abucheado. Curiosamente, ese cambio de actitud sucedió cuando la ciudadanía descubrió que el dictador había robado. Que fuera un asesino les daba igual, pero no podían tolerar que fuera un ladrón. En todo caso, el fantasma sigue vivo; queda claro cada vez que Pinochet es mencionado en una reunión familiar. Y esa es la causa de que la chilena sea una sociedad tan machista, tan clasista y tan violenta. Creo que en países que han sufrido dictaduras la gente tiende a tener un discurso más violento; al menos, claro, hasta que no se saldan cuentas con el pasado.