Con sensación de privilegio --son muchos los que se lo pierden-, cierta euforia y suficiente antelación se fue llenando el Gran Teatro en la primera de las dos funciones de La Flauta Mágica, en la que los primeros minutos desvelaron el gran secreto de la voz tan guardada del príncipe Tamino, el tenor cordobés Pablo García-López, que se estrenaba en el papel creado por Wolfgang Amadeus Mozart en 1791.

Con él comienza la acción cuando el príncipe egipcio se adentra en la oscuridad del bosque, sin saber que ha llegado a los dominios de la Reina de la Noche (Vittoriana de Amicis), que le pide ayuda para rescatar a su hija, la princesa Pamina (Ruth Rosique) de las garras del malvado Sarastro (Stephano Palatchi). Tamino, ya enamorado, iniciará la búsqueda de la amada acompañado de Papageno (Manuel Esteve) y la sucesiva entrada de Papagena (Alba Chantar), Monostatos (José Manuel Montero) y el resto de personajes, entre ellos las tres damas, con la soprano cordobesa Lucía Tavira. Nuestro príncipe sigue su misión con un arma de doble filo, la flauta mágica que da nombre a la representación.... Y la aventura, con la maravillosa música mozartiana, va envolviendo al auditorio, ayudado por los diálogos hablados en castellano --decisión del director de escena, Francisco López-- y por la fantasía de la historia, en la que los enredos se multiplican y la bondad intenta abrirse camino entre el engaño...

La sesión confirmó la anunciada magia de este montaje, con decorados y atrezo ingeniosos y eficaces, y un vestuario acorde con la fantasía y el terror de cada momento. La música, interpretada por la Orquesta de Córdoba --su director, Carlos Domínguez-Nieto, es el director musical del montaje-- y del Coro Ziryab, dirigido por Carlos Castiñeira, demostró las grandes capacidades de los conjuntos musicales cordobeses, que quedaron perfectamente ensamblados en la trama. El desarrollo de la historia escenificada y musical brilló por su sencilla y armonía, manteniendo la atención del público.

Si hay que inspirarse en esta experiencia para el futuro --y falta la confirmación de la sesión del sábado-- merece la pena mantener en el futuro, con nuevas ideas y proyectos --tal y como anunciaran el pasado lunes el alcalde, José María Bellido, y la teniente de alcalde de Cultura, Blanca Torrent, que asistió anoche a la representación-- la colaboración entre el Instituto Municipal de Artes Escénicas de Córdoba (Imae) a través del Gran Teatro, y el Teatro Villamarta de Jerez, donde ya se estrenó con éxito este montaje, si bien sin Pablo García-López en el papel protagonista.

Música, puesta en escena, cantantes, actores y técnicos cordobeses y andaluces colaborando en una experiencia única que agradó al público asistente, que aplaudía con entusiasmo tras los solos y se deleitaba con la fuerza de los coros.

Al terminar esta información continuaba, por ese buen camino iniciado, la representación de La Flauta Mágica.