Magnífica puesta en escena con el estilo a que ya nos tiene acostumbrados Estigma Teatro. Una escenografía sobria a la que ni falta ni sobra nada y una cuidada iluminación, junto a músicos en directo que aportan la parte sonora, componen el espacio escénico desde el que los hermanos Pedraza hacen partícipe al público de un casi cuento, una historia cercana, que puede dar respuesta a si hay que acercarse a Europa o huir de ella, o si es posible acercar la macro identidad de Europa a la mínima identidad local de Córdoba. Buena simbiosis.

Antonio y Nieves realizan un extenuante trabajo físico y vocal para conducir a los espectadores a llegar por sí mismos a una o varias respuestas. Si algo no se puede callar con respecto al texto es que está lleno de verdad esencial, así, en general, y de verdades, muchas verdades. Nieves y Antonio bailan salsa para llegar a ser los primeros de Europa en algo, y desde el salón de su casa cordobesa comienzan a cuestionarse lo importante: "Bailar salsa no es europeo, los bailes regionales, sí". Planean que si los hombres que luchan son buenos en función del tiempo que luchen, los que lo hacen siempre son imprescindibles. La crítica, la sátira y un humor inteligente y profundo es la aportación de estos dos fenomenales actores que, junto a Alberto Cortés, hacen aflorar una risa sincera en los espectadores. Charlan de sus cosas con desparpajo con su acento cordobés íntimo, demostrando que sí se puede utilizar (bien) desde un escenario. Analizan el proceso creativo postmoderno y hacen guiños al deporte de hablar y hablar sin escuchar, gritando todos juntos y pasando en un tema del blanco al negro sin fisura alguna.

Magnífico espectáculo que cierra una mujer fatal y que está amenizado por la excelente voz de la cantante María Alcántara y las nítidas notas del saxofón de Cristóbal Agramonte. Muy buen colofón a esta semana de Teatro Cordobés.