Dos narradores en perpetua búsqueda de la frontera, el mexicano Guillermo Arriaga y el madrileño Ray Loriga, amigos porque «nos hemos leído», dicen, protagonizaron anoche en el Palacio de Orive una de las sesiones más interesantes de la actual edición de Cosmopoética. Ambos reconocidos escritores y guionistas de destacadass películas mantuvieron previamente un encuentro con los medios de comunicación, donde coincidieron en expresar que en sus novelas no lanzan mensajes de ningún tipo, «ya vamos demasiado llenos de ellos», dijo Loriga, mientras que Arriaga confesaba que «mi tarea es contar historias lo mejor posible y lo supedito todo, incluida mi ideología, a la historia que quiero contar».

Respecto a los ingredientes para escribir una novela, el autor mexicano, cuya última obra se titula El salvaje, señaló que «un escritor sin obsesiones no va a avanzar en una novela. La obsesión es lo que hace que una novela siga, si no tienes un tema dentro de ti, todo lo demás es superficial». En cambio, Ray Loriga, que acaba de publicar La rendición, confesaba que la base es que la novela tenga «una voz narrativa, que sea el mar por donde tiene que navegar el barco». En cuanto a su trabajo como guionistas, Guillermo Arriaga señalaba que le gustaba más llamarlo «escritor de cine», mientras que para Loriga, «el guionista ha sido mancillado en la historia del cine».

El tema de Trump y Cataluña salieron a relucir, señalando Loriga de forma tajante que «son dos temas para dos novelas que no pienso leer ni quiero leer». Y apuntaba sobre las fronteras que «en todas las que he cruzado, no sólo la mexicana, ni la que pueda existir entre la novela, el guión, la música, en mi experiencia, lo más interesante está a los dos lados de la valla, si lo juntas, es ahí donde se produce la magia entre pueblos o disciplinas».

Tras estos dos narradores llegó el turno de la Voz de los Poetas en una mesa compuesta por la mexicana Karen Villeda, el reconocido poeta vasco Karmelo C. Iribarren y el gaditano afincado en Sevilla, Javier Sánchez Menéndez. Villeda leyó unos versos duros de su obra Todo, que tratan sobre el colonialismo y la violencia. Por su parte, Javier Sánchez recitó poemas como Segunda inclinación, de su poemario Una aproximación al desconcierto, editado por Sim Libros, y otros como Balance del poemario El baile del diablo, editado por Renacimiento este mismo año. Ambos, dijo Javier Sánchez, «tienen un trasfondo común, la contemplación del ser humano del mundo y el paso del tiempo. Son completamente existencialistas, porque es la existencia la que nos hace reales».

La noche prosiguió con los músicos Ricardo Lezón, del grupo McEnroe, y Guille Galván de Vetusta Morla. A las 21.30h. con la Sala Orive abarrotada, dos de los compositores más relevantes de nuestro país se unían para borrar los límites entre la poesía y la música. Ambos leyeron poemas de sus obras editadas en Bandaàparte, una editorial cordobesa empeñada en dar la oportunidad de divulgar su escritura a los músicos.

Por otra parte, en el IES Maimónides, el profesor de Lengua y Literatura ya jubilado y uno de los mayores expertos en Ricardo Molina, José María de la Torre, ofrecía a los alumnos del centro una conferencia sobre el poeta cordobés. Un acto dentro de la 14º edición de Seminarios de Poesía.