La actriz Lola Herrera, bajo la dirección de la cordobesa Josefina Molina, inició ayer en el Teatro Góngora una nueva gira que la llevará durante dos años por toda España en su vuelta al personaje de Carmen Sotillo, de Cinco horas con Mario. Esta obra regresa con Lola Herrera por tercera vez a Córdoba y, como sucedió en la primera vez, se escenificará en el Teatro Góngora hasta el sábado. La actriz vallisoletana se mostró ilusionada con esta nueva gira tras asegurar que en 2005 pensó que se despedía de Carmen: «No pensaba hacer más esta obra. En 2016, con motivo del 50 aniversario de la publicación del libro, la representamos durante 8 semanas en el Teatro Reina Victoria. Tenía muchos miedos y cuando cogí el texto de nuevo me fascinó al verlo con una distancia de tantos años». Herrera dijo ayer en Córdoba que se animó a volver a emprender una nueva gira por el «placer» de la obra. «El pudor mayor que tenía era hacer de una mujer mucho más joven que yo, pero en el caso de Carmen Sotillo se trata de una mujer que puede tener la edad que tenga, es una anécdota, da lo mismo. Lo importante es que sea una mujer, dirigida por otra mujer y que contamos cosas nuestras», explicó.

La actriz, que tiene 82 años y representó el monólogo de Miguel Delibes por primera vez en 1979, se mostró plena de energía para asumir esta gira de dos años: «Me siento fuerte, tengo buena salud. No tengo la misma energía de entonces. En lugar de irme a pasear por las ciudades y otras cosas, no hago nada para estar al 100%. Guardo todas las energías para el trabajo. ¡Es tan gratificante pasearse por este texto, acompañada del público! Disfrutaremos mucho de ello».

Lola Herrera reivindicó el valor de conocer el pasado y la historia de las mujeres. «Con la distancia todo cobra más importancia. Se pueden apreciar muchas cosas. Es importante que las jóvenes sepan de dónde venimos, ver a una mujer producto de una sociedad. Hay que mirarse en el espejo y viene muy bien para las mujeres», dijo. «Ella no recibía nada de su marido. Mario le aportó poco. Ayudaba a los presos políticos, pero a ella no la ayudó nada», añadió. La actriz vallisoletana reconoció que Cinco horas con Mario «no tiene límites». «Le encuentro mil recovecos, mil pasillos y cuando veo que llegamos al final hay algo nuevo. A medida que va viviendo descubres cosas nuevas y hay otra óptica», explicó. La presentación de la obra, que tiene agotadas las entradas para las tres funciones, contó también con la participación de la directora Josefina Molina, que fue también con quien inició en 1979 la puesta en los escenarios del libro de Miguel Delibes, junto al mismo productor de entonces, José Sámano. Molina abordó el papel que le asignaba la sociedad a la mujer en aquella época: «Construyeron sobre nosotras una educación, de la que tenían la culpa los hombres. Los hombres luchaban contra una dictadura, pero a las mujeres que tenían al lado no le hicieron mucho caso y no le ayudaron a salir del hoyo. Nos vimos obligadas a derribar muchas barreras».