Poetas de Iznájar: sus coplas y sus anécdotas, publicado por el Ayuntamiento de esta localidad cordobesa, recoge la tradición oral del llamado "cante de poetas", en "un libro bañado en esencias rurales y en antropología cultural de uno de los más bellos pueblos de la provincia", según señala Antonio Moreno Ayora, coautor de la obra junto a Diego Ortiz Pacheco.

El libro, que acaba de ser publicado y presentado en público, aglutina y comenta a trece nombres, de los que uno corresponde a una mujer, La Cunera. Una obra que viaja a mediados del siglo XX, pues el fenómeno del “cante de poetas” -por lo que concierne a este libro- se dio en Iznájar desde la década de 1950 (aunque en la obra se anoten también sucesos poéticos anteriores a esta década) hasta los finales de la siguiente, siendo ya en 1970-1975 muy pocos los actos de este carácter que se pueden recordar.

POETAS RURALES

En el contexto de la sociedad rural de entonces -explican sus autores--, tanto el incesante trabajo de las faenas agrícolas como los pocos pero deseados momentos de diversión, eran oportunidades para que los poetas mostraran sus habilidades creativas y divirtieran a la concurrencia. Así pues, en cualquiera de estos acontecimientos citados tenía una importancia destacada el cante de poetas, que venían a ser ocasiones para que los poetas, en una especie de torneo verbal o de enfrentamiento poético en que predominaba el humor y la ironía, se inventaran coplas (normalmente en quintillas o redondillas) dando lugar a un diálogo en que se ponían a prueba la inventiva, la inteligencia y la gracia de los autores contendientes. Si un poeta daba su punto de vista sobre un asunto, el otro le respondía y así sucesivamente hasta poderse alargar la discusión poética durante horas. Uno de estos asuntos, como se ve en las coplas recopiladas, era el aspecto físico o determinado comportamiento del poeta contrario.

Los autores del libro, Antonio Moreno Ayora y Diego Ortiz Pacheco, resaltan sobre todo en su estudio muchas características de estas coplas, como la métrica o el léxico o la presencia del mundo rural. Y con ese entorno social y lingüístico se atienen a la presencia de los trece poetas nombrados (entre ellos, Basilio el de los Claveles, Domingo Mesetas, Castillo o Tosquillas, aunque sus biografías o sus anécdotas vitales los ponen en relación con otros cantaores o poetas del entorno.

Buena muestra de lo que fue el "cante de poetas" se recoge en la anécdota --recogida en el libro- protagonizada por Basilio el de los Claves, a quien tras preguntarle que cuántos hijos tenía, respondió con la siguiente poesía marcada por la galanura: "Yo tengo dos mocitas / que en los praos se han criao, / no son feas ni bonitas, / el día menosos praoscriao pensao.