Ver a ocho mujeres junto al agua lavando sábanas blancas, limpiando memoria y roles de género, impresionó al público ayer en la plaza del Potro, cuya fuente se convirtió en un antiguo lavadero de ropa a través de la pieza escénica La Bugada (La colada), incluida dentro de los espectáculos que acompañan a las Jornadas sobre Inclusión Social y la Educación en las Artes Escénicas, que se desarrollan en Córdoba hasta hoy. Las intérpretes de esta performance son «valientes» mujeres cordobesas que nunca han subido a un escenario, pero que han querido participar en este taller de creación, que recrea metafóricamente el encuentro íntimo y cómplice entre las mujeres que antaño lavaban la ropa a mano en un lavadero público.

Para hacer esta representación, el grupo La buena compañía siempre cuenta con mujeres de la localidad donde se lleva a cabo, y en Córdoba han sido ocho las que desde el viernes pasado se llevan preparando para ello en la sala Polifemo del Teatro Góngora. «Hemos trabajado unos días dentro de la sala, y allí hemos estudiado sus propias aptitudes, su propio material, a partir de su experiencia y habilidades corporales, tanto físicas como emocionales», dice Arantxa López, miembro de la compañía, que asegura que el montaje pasa «de la ternura a la alegría y a la rabia».

El objetivo de esta pieza es dar voz a la mujer, y se elige un antiguo lavadero público «porque representa ese lugar de encuentro de las mujeres en el que, además de trabajar, se cuentan sus intimidades» y, continúa López, ese lavadero «es lo que hoy podría ser ese grupo de whatsapp donde ahora compartimos nuestras vidas». En este montaje, ellas cantan canciones «de lavadero, de su infancia», acompañándose tan solo del ruido del agua, «que es el elemento clave y tiene mucho que ver con la feminidad, ya que es esa capacidad de fluir, de meterse por los rincones, que es lo que nos ha tocado hacer siempre a las mujeres ante esos muros que nos han puesto por delante, pero en los que siempre hemos encontrado una grieta», concluye Arantxa López.