Córdoba recupera para uso cultural la Sala Capitular del convento de San Pablo, un edificio que data del siglo XVI. La intervención, impulsada por el Ayuntamiento, ha respetado totalmente el edificio y sólo ha añadido una cubierta translúcida que aporta una gran luminosidad al lugar.

Por conservar, han conservado incluso una enorme grieta que dejó de recuerdo el terremoto de Lisboa en el siglo XVIII. Ahora, incluso, esta cavidad posee iluminación. También se han respetado los mechinales, unos huecos en los muros que dejaron los andamios mientras se construía el edificio en el pasado.

Junto a la Sala Capitular, y concebido como un edificio auxiliar de corte contemporáneo que conecta con ella, figura una sala con camerinos, aseos y ambigú. Con esta obra de casi un millón de euros, que se ha costeado con fondos municipales y europeos, culmina una de las intervenciones más esperadas en la manzana de Orive. La superficie total construida es de 557 metros cuadrados y la útil, de 423. La Sala, sustentada en muros de casi dos metros de ancho, tiene una altura de 13 metros y ocupa 399 metros cuadrados. El anexo, 158.

ADIOS AL ABANDONO El edificio que inició Hernán Ruiz II hace cinco siglos lo ha rehabilitado la empresa Ejuca, con la dirección técnica del arquitecto Francisco Gómez. Atrás quedan años de abandono y por delante un amplio programas de actividades culturales "de calidad": exposiciones, recitales y conciertos entre los que figura una de las grandes muestras de la próxima Bienal de Fotografía de diciembre.

Como ya adelantó este periódico, la Sala Capitular posee un techo de cristal y estructura metálica, y las paredes están revestidas de paneles desmontables de madera preparados para colgar las obras de exposiciones. El presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Andrés Ocaña, indicó ayer que los trabajos en este lugar "desconocido" han cumplido todos los plazos de ejecución. Tan sólo quedan pendientes "remates" y la limpieza definitiva.

El teniente de alcalde delegado de Cultura en el Ayuntamiento, Rafael Blanco, aseguró que la inauguración se producirá en noviembre y que tiene capacidad para unas 200 personas sentadas. La Sala de Orive incorpora las últimas tecnologías y posibilidades técnicas, de sonido y climatización, algo difícil en este tipo de intervenciones.

El arquitecto de la obra, Francisco Gómez, explicó que su objetivo fue recuperar la Sala, pero conservarla como "ruina persistente", al dejar los muros y los elementos arquitectónicos que había, sin incorporar otros nuevos y sin querer terminar la idea original de Hernán Ruiz. Para evitar el efecto invernadero, en el techo y las ventanas han empleado un vidrio muy caro que controla la radiación solar. La cubierta, que flota sobre el muro y se encuentra atornillada, permite que el aire circule.