Pianista, compositor y profesor de Música, el cordobés Alberto de Paz es un constante emprendedor cuyos dedos son ya una prolongación del piano sobre el que gira toda su trayectoria artística. La música de cine, el juego con el público, el recuerdo y la improvisación forman parte de todos sus espectáculos, y mañana, en el Teatro Góngora, a las 20.30 horas, ofrecerá su última creación, Tu gran banda sonora, con la que este showman promete mucha diversión y, sobre todo, un viaje al pasado a través de melodías fácilmente reconocibles con las que pretende rescatar los recuerdos más felices.

-Define este espectáculo como «un ‘zapping’ emocional a través de la música destinado a varias generaciones» ¿Qué le espera al público que asista a ‘Tu gran banda sonora’?

-Le esperan menos sorpresas que antiguamente, porque ahora mis espectáculos han dejado de publicitarse como un concierto al uso. Esto es más bien un desconcierto musical, pero en el buen sentido de la palabra. De cualquier forma, el que asista al espectáculo pasará un buen rato con la música de cine y, sobre todo, le tocará el recuerdo, esa fibra sensible que tenemos todos cuando nos llegan imágenes y músicas de épocas de nuestra vida.

-También transporta a otros tiempos con melodías televisivas.

-Así es. Hay sintonías de televisión desde los años sesenta hasta la actualidad, y ahí es donde juego con la memoria del público, que también participa para adivinar a qué serie o programa pertenece. Es un show musical pero muy televisivo, porque hacemos hasta un concurso.

-Cuando habla en plural, ¿a quién se refiere, además de a su piano?

-Hay una segunda persona, que es mi tercera mano: el señor logística. Es el técnico que pone toda la magia del multimedia, Miguel Ángel Ramos, que sincroniza imagen con música y tiene que estar muy atento a todo lo que esté pasando.

-Hábleme de esa escenografía.

-La escenografía consiste en un piano de cola, un piano eléctrico y una pantalla sobre la que se irán proyectando imágenes, secuencias.

-Lleva un año de recorrido con este montaje. ¿Ha evolucionado el espectáculo en este tiempo?

-Sí, ha evolucionado mucho, sobre todo desde que el director de escena Gregor Acuña, que ha trabajado mucho con Tricicle, me asesoró en otros aspectos que yo controlaba menos, como son los de escena, los actorales. Ahora es más teatral, pero desenfadado a la vez. Por otro lado, he contado con varios guionistas del panorama nacional. Lo que realmente hemos hecho en esta gira es reforzar lo que más funciona y desechar lo que menos atraía para llegar a Córdoba con todo su esplendor.

-El cine ha sido una constante en su carrera. ¿Qué le atrae hacia la música del séptimo arte?

-Me ha gustado desde muy pequeño, era como magia. Pero después de ver Cinema Paradiso, el cine significó algo más, descubrí que la música puede hacerse dueña y señora de una película. Me gusta la música clásica, pero la de cine siempre me ha llegado de una forma más directa, me tocaba el corazón.

-No es un pianista al uso y en sus espectáculos es muy importante la interacción con el público. ¿Le gusta que le definan como un ‘showman’?

-No me disgusta, y la verdad es que cada vez me encuentro más cómodo en esa fusión entre pianista y showman. Y no paro de aprender.

-Al escucharle tocar el piano parece muy fácil, y su memoria musical sorprende hasta llamar la atención de algunos expertos. ¿Es un don o se trabaja duramente el espectáculo?

-Hay unas personas de una universidad catalana que, después de participar en Go Talent, se planteaban estudiar mi cerebro cuando muriera para ahondar en el conocimiento de la memoria musical. Yo creo que es una mezcla de todo, en el sentido de que tengo cierto don, cierto talento, pero eso supone un 20% en el resultado. El otro 80% es trabajo. Recuerdo que Santi Millán me llamaba el spotify humano, lo que para mí es un gran piropazo, pero ha habido meses que me he recluido en casa como si estuviera estudiando una oposición para notarías.

-Es evidente que donde se siente más cómodo es con las bandas sonoras, pero ¿en qué otros géneros le gusta aportar su granito de arena?

-Ahora estoy un poco más desligado del flamenco, igual que de la magia o el ilusionismo, pero pude crear una obra para la Noche Blanca del 2010 y también me sentí muy cómodo. Ojalá que algún día se pueda grabar. Y también me encanta el jazz, el swing...

-Se hizo muy famoso en el concurso ‘Go talent’. ¿Le tira la tele?

-Sí, me gusta mucho. Es un mundo donde no me importaría trabajar y en el que disfruto mucho.

-¿Hacia dónde le gustaría que evolucionara su carrera?

-Me gustaría seguir en el mundo del teatro, con espectáculos nuevos que tengo en mente, donde siempre la música va a ser la protagonista, pero que incluye otras cosas e, incluso, algunas colaboraciones con otros artistas. Y también intentar algo en el mundo de la televisión.

-¿Qué le pide al 2019?

-Pues quizá estaría bien componer una banda sonora o que me llamara Pablo Motos para intervenir en un programa de televisión.