La exposición La maleta mexicana, una de las seis propuestas que componen la sección oficial de la 15ª Bienal de Fotografía de Córdoba, dedicada a los conflictos bélicos, ha recibido más de 3.000 visitas desde su inauguración hace apenas tres semanas. «Estamos muy contentos», señala Óscar Fernández, director artístico de la sección oficial de la cita con la imagen, que asegura que la exposición de fotografías de Robert Capa, Gerda Taro y Chim que acoge la sala Vimcorsa está siendo un «gran éxito» e interesando «mucho» a la gente, algo que la organización «ya sospechaba» que sucedería, de ahí el interés por hacer llegar a Córdoba todo este material, que ya ha sido expuesto en Madrid y Barcelona, pero es la primera vez que puede verse en Andalucía, de donde «ha venido bastante gente a verla».

Otra de las exposiciones que está teniendo un buen flujo de visitantes es la de la fotógrafa Susan Meiselas, que cuelga en el Centro de Arte Rafael Botí. Esta muestra recrea el conflicto nicaragüense y narra, a través de imágenes, el derrocamiento del régimen de Somoza y la subsiguiente victoria sandinista, recreando el horror de la guerra que llevó a la caída del dictador Somoza, que gobernó durante medio siglo y fue derrocado por los sandinistas en 1979. «La gente la entiende muy bien dentro del relato de la Bienal», continúa Fernández, que asegura que también está interesando mucho la que acoge el Teatro Cómico Principal en torno a la guerra civil en Córdoba, así como la de Carole Alfarah, que se muestra en la Casa Árabe. Bajo el título Wa Habibi, la fotógrafa documental muestra el «desencadenamiento de la guerra de Siria, que ella vivió en primera persona», y es «una fotografía que trabaja sobre la guerra, pero se sale un poco de los cánones de este tipo de imágenes, ya que lo que capta son los efectos colaterales del conflicto bélico, con un enfoque muy humanista». Completan la sección oficial de esta cita dos exposiciones producidas por la propia Bienal, la titulada Fronteras, del fotógrafo cordobés Rafael Alcaide, y la denominada Imágenes del mundo, epitafios de guerra, a través de la colección Michael Zapke. Esta última «es la exposición más histórica y didáctica de todas», prosigue Fernández, que destaca que «introduce a la sección oficial» y da una serie de claves que ayudarán a entender toda la Bienal. En cuanto a las actividades complementarias de la cita con la fotografía, Fernández también se muestra «muy satisfecho» porque «en todas las conferencias y mesas redondas ha habido un lleno absoluto», y sobre el ciclo de cine, que ha comenzado recientemente en la Filmoteca de Andalucía, también se tienen muy buenas expectativas. «Este programa revisa a través del séptimo arte cómo en distintas épocas, desde el conflicto bélico español, el cine ha imaginado la guerra», concluye el director.