La de ayer fue una jornada de grandes firmas en el Bulevar (del libro y del Gran Capitán) de Córdoba, pues ya desde por la mañana se apreciaba en el ambiente que los autores que visitaban la Feria del Libro eran de sobra conocidos por los lectores.

Entre ellos, el mediático Juan José Millás, que quiso abrir las puertas del taxi en el que recorre Madrid Lucía, la protagonista de su última novela, Que nadie duerma, para que los lectores cordobeses se pudieran adentrar en el complejo mundo del humor y el terror por el que discurre. Millás fue presentado e interrogado por la periodista Rosa Luque, quien compartió con el autor valenciano una bajada de bandera en la que se habló de la ópera Turandot, tan presente en el libro, de la contradicción vital de la risa y el miedo, que se suceden en el largo trayecto «de horas y horas» que es la vida. Y de la ciudad que, a través de la ventanilla del taxi, «un escenario claustrofóbico y de libertad al mismo tiempo», se va descubriendo como realmente es.

Por su parte, Paco Lobatón, que, arropado por los familiares de algunas de las personas desaparecidas en Córdoba, como Isidro y Rosa, los padres del joven Francisco Molina; Manuel Pérez, prima de Ángeles Zurera, o Juan Jesús Muriel, sobrino de Rafael Muriel, presentó Te buscaré mientras viva. Durante la presentación, el periodista de Canal Sur Carlos María Ruiz sobrevoló sobre la obra, ofreciendo algunos detalles de situación. Después, Lobatón animó a las familias a que no cejen en su lucha por encontrarlos, por saber algo de ellos. En palabras a Diario CÓRDOBA, Lobatón dijo que quiere transmitir a través del libro «a las familias, que son la voz de los desaparecidos, que hablan a través de sus familiares, que hay un mensaje que es que la verdadera desaparición es el olvido». Precisamente como un alegato contra el olvido está este libro, apuntó, porque recoge el sentimiento de cada familia que ha pasado por ese trance. La obra recoge catorce casos distintos. Entre ellos, los de los cordobeses Ángeles Zurera y Francisco Molina. Explica el escritor y periodista que las personas desaparecidas dejan un «enorme vacío» en su entorno, «pero un vacío con muchísimos ruidos, ruidos dañinos, el daño de la incertidumbre, que no deja tener una espera en paz, sino una espera llena de sobresaltos e incertidumbre». «Es un dolor, dicen los que lo han sufrido, más dañino que el de la propia muerte, porque con la muerte se cierra un ciclo y se intenta continuar la vida asumiendo que se ha cerrado ese ciclo, pero la incertidumbre no deja cerrarlo y, por lo tanto, es un dolor de ida y vuelta constante y torturante».

También ayer, la joven escritora Pilar Adón acercó sus relatos de La vida sumergida hasta sus seguidores, quienes conocieron un poco más de cerca lo que alguien es capaz de llegar a hacer por amor, de las añoranzas, los desengaños y la supervivencia. Adón fue presentada por Juan María Prieto.

Y tampoco faltaron ayer las actividades para acercar la lectura a los más pequeños. En este caso de la mano de la compañía La Gotera de Lazotea, con su espectáculo Cuentos en bicicleta. Además, firmaron sus obras Adolfo López, Antonio de Egipto, Conrado Castilla y David Lago.