LUGAR DE NACIMIENTO ARJONA

EDAD 65 AÑOS

TRAYECTORIA DOCTOR EN LETRAS, NARRADOR Y ENSAYISTA. PREMIO PLANETA 1987 CON 'EN BUSCA DEL UNICORNIO'. AYER PRESENTO LA OBRA 'CIUDADES DE LA BETICA', UNA MIRADA AL PASADO ROMANO DE ANDALUCIA

--'Ciudades de la Bética' es un recorrido por los enclaves de la antigua provincia romana y por la historia, el arte y las costumbres de la civilización latina. ¿Es el deseo de recuperar nuestras raíces?

--Es un recorrido sobre todo por la arqueología, por lo que hay enterrado bajo la Bética. Y sí, tiene un poco esa intención de acercar a los andaluces a su pasado, porque nuestras raíces principales no son islámicas --como se cree-- sino romanas.

--¿Qué lugares va a visitar el lector en este viaje?

--Pues lugares del sur de España con una gran presencia arqueológica romana. En el caso de la Corduba romana se hace un recorrido por lugares como el yacimiento de Torreparedones en Baena o la villa romana de El Ruedo en Almedinilla. También por los patios cordobeses o el museo arqueológico.

--¿Algún dato curioso que pueda sorprender a los lectores?

--Por ejemplo, que los romanos, al no tener jabón, lavaban la ropa con orines, después la aclaraban mucho, claro. También las reproducciones de grafittis de la época que incluye el libro, hay algunos de tipo obsceno que parecen casi actuales.

--¿Esta mirada al pasado nos puede ayudar a entender el presente y quizá hasta el futuro?

--Sí, porque hay concomitancias.

--¿Cuáles destacaría?

--En primer lugar el idioma, porque lo que hablamos hoy es un latín evolucionado. También el sentido romano de la Ley y la Democracia como el legado grecorromano más precioso. Además del carácter senequista de los cordobeses, también heredamos instituciones como los municipios con sus ediles (del latín aedilis). Seguimos siendo Roma. Por eso hay que reivindicar que los andaluces no somos moros, sino que pertenecemos más a Occidente que a Oriente.

--No hemos cambiado tanto.

--En lo esencial no, porque el alma humana no varía, independientemente de la época.

--De pequeños estudiamos la época romana, pero los libros de texto al uso no recogen las anécdotas que plasma en el libro. ¿Cree que a través de ese tipo de curiosidades es más fácil aprender historia?

--Claro. En la escuela se estudian los rasgos generales porque hay que incluir muchas civilizaciones en un mismo libro. Yo busco que el lector pasee por las calles de Roma y vea cómo vestían, qué pensaban o cómo se divertían, pero de forma amena.

--En clave de humor.

--Sí, porque mis lectores me dicen que es lo que más aprecian de mis libros. El humor no está reñido con la divulgación.

--Sus protagonistas son dos jubilados inquietos y muy irónicos. ¿Se identifica con ellos?

Sí, me siento próximo a ellos (risas). Bueno, uno es español y otro escocés, quizá el español se parece más a mí. Ambos son amigos y tienen un pasado en común porque pretendieron a la misma chica, que les dio calabazas. Y por eso se establece una dialéctica un tanto pícara entre ellos.

--Ahora hay un repunte de la novela histórica, ¿quizá un intento de interpretar el presente a partir del pasado?

--Sí, creo que ese es el secreto. Pero además hablar del pasado te permite evadirte de un presente que no siempre es promisorio y menos ahora en crisis.

--¿Novela histórica preferida?

De las mías: Ultimas pasiones del caballero Almafiera . Ajenas: la saga Alatriste de Pérez-Reverte.