Su mundo es la cultura y en él lleva los años suficientes como para conocer los entresijos de un sector que ha vivido su peor año. Director general de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, desde septiembre es también gerente del Instituto Municipal de las Artes Escénicas (IMAE), un cargo que no le es desconocido puesto que lo ejerció desde 2011 al 2016, pero que este año le ha dado algún sinsabor debido a la pandemia del covid-19. «Creo que se ha sido muy severo con el mundo del espectáculo», se lamenta Juan Carlos Limia, que no pierde la esperanza de que este nefasto paréntesis del 2020 se cierre en el año que acaba de comenzar.

-Lleva apenas tres meses al frente de los teatros municipales, un trabajo que ya conocía. ¿Cómo ha sido la vuelta?

-Ha sido un regreso a un mundo conocido por mí, igual que el equipo, y todo eso me ha facilitado ponerme con la mayor rapidez posible a realizar mis tareas.

-Este regreso se produce en un año funesto para la cultura. ¿Qué balance hace del año teatral?

-La pandemia lo ha contaminado absolutamente todo. Entre marzo y septiembre prácticamente no hubo actividad, primero porque se instauró el estado de alarma y luego llegó el verano, donde sí se hizo uso del Teatro de la Axerquía. Durante un semestre completo la vida cultural ha estado muy mermada. En julio se pudo rescatar un ciclo de cinco espectáculos que se celebró en el teatro al aire libre y fue el primer contacto con el público nuevamente. Y aunque seguimos con la crisis sanitaria, desde septiembre se han llevado a cabo algunas representaciones importantes como Esperando a Godot, La pasión de Yerma, El romancero Gitano o actividades relacionadas con el décimo aniversario del título del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y nuestra intención es seguir haciéndolo.

-¿Ha sido complicado adaptarse a las nuevas normas y protocolos?

-Más que complicado, para nosotros ha sido triste. Era una pena ver un gran espectáculo con un aforo tan reducido. La complicación fundamental que hemos tenido ha sido la venta, porque ha habido que someterse a un programa algorítmico para que se cumpliera la distancia social, hemos tenido que solicitar a los ciudadanos una cita previa. Pero las medidas sanitarias se han tomado sin complicación. También ha habido mucho absentismo, es decir, personas que compraron la entrada y no la devolvieron, pero tampoco acudieron al teatro, imagino que por miedo al contagio.

-¿Cómo se ha adaptado el público a los horarios matinales?

-No muy bien. Son horarios con poca respuesta de público, incluso con artistas que hubieran rozado el lleno. No estamos acostumbrados a ir al teatro a esas horas.

-Como director general de Cultura también se habrá enfrentado a otros problemas ¿Qué ha sido lo más difícil y doloroso?

-Lo más dolorosos de todo ha sido la suspensión de espectáculos que no se han podido reprogramar. Las alternativas pasaban por admitir que el montaje iba a tener menor aforo o el aplazamiento, lo que hemos hecho mucho en el IMAE. Para nosotros era muy importante que esos espectáculos se representaran porque es una transferencia directa de renta a los artistas.

-Pese a tener un cartel escénico preparado para los próximos meses, ¿tienen en mente que quizá haya que volver a improvisar?

-Sí. Según los datos que nos van llegando, creemos que en enero y febrero se puedan llevar a cabo las funciones mínimas, algo que no nos sorprendería, aunque sea lamentable.

-¿Qué destacaría de la programación del próximo trimestre?

-Por ejemplo, Mio Cid, interpretado por José Luis Gómez; Desmontado a Séneca, de Jorge Javier Vázquez bajo la dirección de Juan Carlos Rubio, y el montaje Señor Ruiseñor, de Els Joglars. También tenemos muchas expectativas en la actuación de dos grupos locales, Same Fire y Viva Belgrado. Son dos espectáculos pensados para público joven y con la intención de favorecer la creación local.

-Aún no ha salido un positivo de un teatro. ¿Cree que se podrían relajar las medidas para estos espacios?

-En mi opinión, sí. Creo que se ha sido muy severo con el mundo del espectáculo y en estos recintos el control es muy estricto e infinitamente mayor al de los centros comerciales. Hemos llevado a cabo medidas como para albergar un aforo mayor.

-Recientemente, el Consejo Rector del IMAE votó contra de la externalización de siete conciertos del Festival de la Guitarra. ¿Cree que sería necesario para el mejor funcionamiento de esta cita?

-Creo que todos estamos de acuerdo en que el festival necesita un revulsivo. Ha caído en propuestas de calidad, en aforos, y se necesita inyectar alguna sustancia que pueda revitalizarlo. Esa era la apuesta del equipo de gobierno, pero en el diagnóstico estamos todos de acuerdo. El festival es manifiestamente mejorable y esta era una propuesta que intentaba combinar lo publico y lo privado, un intento de ver si era una fórmula adecuada para las pretensiones que se tienen con el festival, que , en definitiva, es que mejore y se proyecte más tanto dentro como fuera de la ciudad.

-¿Lo están preparando ya? Celebraremos su 40 aniversario?

-Lo estamos preparando ya y creo que sí. A pesar del desaliento que ahora reina, casi nadie habla de un porcentaje de población vacunada de menos de 50% para mayo. Entiendo que eso nos va a permitir realizar el festival.

-¿Cree que se están dando ayudas suficientes al sector de la cultura?

-El problema es que las ayudas que se diseñaron son zapatos que no se ajustan bien a los pies de los artistas. Son ayudas que tienen que ver con la fiscalidad , el desempleo o la petición de subvención. Y la mayoría de los artistas no pueden acogerse a estas ayudas porque es un sector ocasional y particular que necesita ya el estatuto del artista que recoja sus peculiaridades. Lo que podemos hacer es que actúen y que cobren.

-¿Que le ha pedido al 2021?

-Que este paréntesis que ha supuesto el 2020, tanto en lo personal como profesional, se cierre. Con eso me doy por satisfecho. Y volver a ser y estar como nos gusta a la gente del Sur.