El escritor José Ovejero presentó ayer en la librería La República de las Letras su última novela, La seducción, algo que hizo frente al psiquiatra cordobés José María Valls, centrándose ambos en los personajes de la historia. Así, el autor analizó desde el punto de vista creativo a los protagonistas de su novela, «en la que hay mucho humor», mientras que Valls se adentró en ellos desde el ámbito psiquiátrico, convirtiendo el acto en un diálogo sobre la personalidad de los personajes, sus problemas vitales, y el proceso de concepción de los actores de esta trama, que parte de una anécdota que el autor escuchó sobre un joven que recibió una paliza por error. «Esa historia se me quedó en la cabeza y un día me decidí a meterme en este tema», dijo el escritor, que utiliza a dos amigos, uno mayor y otro joven, siendo éste el asaltado que decide vengarse, arrastrando hacia ese sentimiento al otro, al que poco a poco va haciéndole atractiva «esa idea de arriesgar».

«Cuando el joven ve que puede que su amigo no le siga, pone en escena a otra joven para que, además de ser seducido por la aventura, lo sea por la pasión amorosa», señaló Ovejero, que elige por primera vez el ambiente literario para situar la trama de una de sus historias, aunque «los escritores no me parecen especialmente interesantes», subrayó el autor, al que, sin embargo, atraía la idea de «coger a un creador, alguien en plena crisis que toma la decisión de volver a vivir, a experimentar».

En este sentido, Ovejero, que tiene la misma edad que el protagonista de La seducción, hace, de alguna forma, «una autoparodia» de sí mismo y de la profesión de escritor y sus «vanidades». En esta trama, «como suele suceder en todas mis novelas», la violencia juega un papel, aunque, señala, «es muy poco explícita», continuó Ovejero, que también habló de política y seducción. «Creo que cada vez nos resistimos más y por eso cada vez nos seducen más», señaló el autor, que aseguró que actualmente «hay mucho descreimiento, sabemos que cuando un político nos cuenta su programa no es verdad, que no va a hacer lo que promete», lo que también «es una seducción, un juego, que conocemos todos». En cuanto al proceso de escritura, el autor confesó que «tardé un tiempo en sentirme a gusto con la historia, justo hasta que encontré la voz de Ariel», el personaje mayor, «porque, aunque haya cosas en las que se puede identificar conmigo, tiene un carácter muy diferente al mío», calificándolo como «desaforado, ruidoso, narcisista y exagerado».