Joaquín Cortés vuelve a los escenarios con la presentación de su gira Esencia, con la que reivindica la autenticidad del estilo de vida que envuelve al flamenco y la posición de la cultura en nuestro país, que tan desplazada se ha visto en los últimos meses. Con esta vuelta al ruedo tan esperada y bajo el título Vuelta a la esencia, el bailaor cordobés busca poner en valor la historia de este arte y la pasión por encima de todo.

Tras 35 años de una carrera profesional brillante a sus espaldas, el artista es uno de los mayores referentes del flamenco a nivel mundial. Su don único le ha convertido en un icono de la cultura española y ahora se erige como un gran protector de este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad para reivindicar su esencia una vez más.

Por todo ello, el artista sorprenderá a su público el próximo 23 de diciembre en el WiZink Center, acompañado de reconocidos artistas y amigos como Tomatito y Pitingo, que, como él, llevan el flamenco en la sangre manteniéndolo vivo generación tras generación dentro y fuera de nuestras fronteras.

Su primer estreno tuvo lugar en mayo del 2017 en el Teatro Tívoli de Barcelona. Ahora, con Esencia incorpora a 40 artistas en escena, entre nueve bailarines de danza española, una bailaora, un bailarín de danza contemporánea, 17 músicos y varios cantaores.

Se trataba de su primer espectáculo en España después de tres años sin pisar un escenario nacional y en él abordaba su historia, la de un niño de 12 años que quería ser bailaor para imitar a su tío y héroe, Cristóbal Reyes. Sin embargo, en su desembarco en Madrid unas pocas semanas después, el espectáculo hubo de ser cancelado tras lesionarse el bailaor durante una de las actuaciones.

Cortés comenzó su andadura como miembro del Ballet Nacional de España, antes de empezar a dar sus primeros pasos en solitario y alumbrar en 1992 su primer montaje, Cibayí, con el que debutó en el Teatro de los Campos Elíseos de París. Entre sus espectáculos posteriores más conocidos se encuentran Pasión Gitana o Calé (Gitano), ya en el 2009, que le llevó una vez más por las principales ciudades del mundo.

En octubre de 1999, la Unesco nombró a Cortés Artista por la Paz por su contribución a la preservación y promoción del patrimonio folclórico y artístico del pueblo gitano y por su compromiso hacia los desfavorecidos y por la promoción de los valores de la igualdad, la tolerancia y la solidaridad entre los pueblos. La Unesco también nombró en 2009 su legado artístico como Patrimonio Inmaterial de la humanidad, 12 años antes incluso de que este nombramiento se le fuese otorgado al propio arte flamenco.

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