Tal y como se esperaba, Mike Stern, armado con su guitarra y la Randy Brecker Band, con la batería imperiosa de Dennis Chambers y el electrizante bajo de Tom Kennedy, ofrecieron el espectáculo que habían prometido. Una noche mágica y calurosa de jazz entre amigos en la que la técnica y la improvisación se conjugaron para lograr el efecto deseado, un sonido diez.