El escritor español Jesús Carrasco presenta en una gira por Estados Unidos la traducción en inglés de su primera novela Intemperie, un relato sobre la España premoderna en la que mediante la violencia y la ética se narra palabra a palabra el reflejo del mundo rural. La gira estadounidense de Out in the open, título con el que saldrá al mercado anglosajón, tuvo una parada en la Universidad de Texas (Estados Unidos), donde Carrasco manifestó su emoción con lo que para él es «un regalo doble»: la versión en inglés y haber podido contar con Margaret Jull-Costa como traductora del proyecto. «Particularmente la traducción inglesa me satisface porque el mercado británico y norteamericano son muy cerrados, son mercados masivos con altos niveles de edición y una tasa de producción muy baja, precisamente por esa potencia que tienen, ellos se surten de literatura a sí mismo», afirma Carrasco a Efe.

Escrita en el año 2013, tiene como protagonistas a un niño que tras huir del drama familiar se encuentra con un cabrero con el que aprende otra forma de entender la vida. Juntos deberán enfrentarse al autoritario alguacil del pueblo; escogiendo entre esta nueva manera de reflexionar o ejercer para siempre la violencia que ha mamado.

Carrasco explica que desde el principio tuvo clara la elección del entorno rural, ese espacio que su compañero de profesión Sergio del Molino había conseguido definir «con gran acierto», en un libro del mismo nombre, como «la España vacía».

«Este era un sentimiento general en la literatura contemporánea; de hecho junto a Intemperie aparecieron otras novelas de escritores jóvenes sobre el mismo tema. Existía la reflexión pero parecía que no había hueco para algo que se consideraba pasado de moda», detalló.

Sin embargo, para el autor nacido en Olivenza (Badajoz) en 1972 y criado en Torrijos (Toledo), ésta era «la única mirada que podía aportar» para la primera de sus tres novelas, que ya cuenta con traducciones en una veintena de idiomas y fue galardonada con el Premio de la Literatura Europea 2016.

Acerca de la violencia en la obra, que escenifica de alguna forma sus influencias durante su formación en autores de esta corriente literaria, resulta significativo que sea el niño quien mejor lo refleja provocado por las actitudes del mundo adulto.

«Los niños son un registro de la sociedad, aquello que la sociedad logra se ve claramente palpado en la infancia, si se trata de un país violento o fallido son los primeros en caer», argumenta Carrasco.

El lenguaje y la violencia

En una reflexión sobre el lenguaje como herramienta para contar historias o transmitir ideas, el escritor advirtió del «inmenso poder de la palabra», que también puede influir en la violencia como, por ejemplo, el reciente fenómeno masivo de las noticias falsas.

En relación a ésto, el escritor extremeño considera que algunos estamentos de la sociedad empiezan a ser conscientes del valor del lenguaje para algo más que para comunicar, generando «nuevos retos de violencia que antes no existían» derivados de la evolución de la tecnología y la forma de pensar.

«El acoso en la escuela ya existía, pero estaba más identificado en quienes lo ejercían y en los lugares donde ocurría, ahora puede ocurrir en cualquier lugar y a cualquier hora porque todos llevamos un móvil en la mano», ejemplificó. Si bien, Carrasco deja claro que esto «no implica que la sociedad actual sea más violenta que la que nos precede», simplemente atiende a nuevas formas de violencia contemporánea.

Tras Intemperie, Jesús Carrasco publicó La tierra que pisamos, dedicado una vez más al entorno rural, y se encuentra escribiendo una nueva obra, con lo que pretende encontrar «el libro» en mayúsculas. «Todos los escritores, o la mayoría, compartimos una misma idea que es la de escribir ese libro que nos representa o refleje el potencial que llevamos dentro. Yo persigo esa novela, que no solo exprese la forma de ser de uno, sino que en el contexto general de la literatura sea relevante», manifestó Jesús Carrasco.

El autor español reconoce con naturalidad que esto es algo común a todas las profesiones, «un escritor no se diferencia de otras personas», en ese sentido, la perseverancia y la confianza en uno mismo son dos aspectos fundamentales. Y aunque resulta cierto que un escritor expone sus sentimientos en cada trabajo mediante un proceso de introspección no siempre gratificante, admite que «a través de la ficción uno puede desnudarse y liberarse».