Lena Dunham, cocreadora, protagonista y, a menudo, directora de la emblemática 'Girls', ha sabido elegir un proyecto con el que volver a colocarse tras la cámara: 'Industry', cuyo primer episodio dirige, es un oscuro a la par que brillante drama de HBO y BBC sobre la capacidad del capitalismo para sacar lo peor de todo el mundo. El martes llega a HBO España.

Creación de Mickey Down y Konrad Kay, la serie muestra la lucha de varios jóvenes graduados por hacerse con un puesto permanente en un banco de inversión londinense, Fairfield & Co., donde nada se consigue por las buenas y las novatadas están a la orden del día. La enigmática Harper Stern (Myha'la Herrold) llega allí desde Nueva York para trabajar en la sala de transacciones. Conecta con Robert (Harry Lawtey) porque, como ella, no viene de un entorno privilegiado, al contrario que la siempre obsesionada por agradar Yasmin (Marisa Abela) o el ligeramente engreído Gus (David Jonsson), educado en Eton y Oxford. También hace buenas migas con Hari (Nabhaan Rizwan), en quien la chulería es solo un torpe disfraz.

Harper tiene la suerte de tener como jefe a Eric (Ken Leung, el Miles de 'Perdidos'), que como ella no es blanco ni británico, lo que deriva en complicidad subyacente. Pero las cuestiones de género, raza y clase suelen complicar más que facilitar el camino a los personajes. Otro obstáculo son los principios morales: Harper y Robert parecen tener dudas sobre los efectos de su trabajo en la sociedad, lo que no les disuade, al menos en principio (o de lo contrario no habría serie), de querer aprender a ser mejores en su trabajo y peores como personas.

ESCUELA DE CRUELDAD

Como ya sucedía, de hecho, en 'Girls', sobre todo en su recta inicial, aquí nadie es un modelo de conducta ni cae especialmente bien a la primera. El placer, a veces doloroso, está en verlos caer (bajo, muy bajo) al tiempo que ganan puntos cara a sus superiores. O ver cómo, en cierto modo, empiezan a gestionar sus relaciones afectivas con la frialdad aprendida en el trabajo. La economía como escuela de crueldad.

No cuesta imaginar un 'crossover' con 'Succession', aunque en 'Industry' se insiste mucho más en la vida sexual de los personajes, jóvenes hambrientos en una pléyade de sentidos. Quizá incluso tenga más en común con la primera temporada de 'The girlfriend experience': personajes ambiciosos, torres de cristal y un paisaje afectivo y carnal donde casi todo parece una transacción.

Como directora del primer episodio, Dunham establece unos patrones visuales convenientemente fríos y cartesianos, sin que eso signifique perder la oportunidad de capturar miradas que conmuevan. La serie es realmente hipnótica, algo en lo que tiene mucho que ver el extraordinario montaje o el pulso electrónico de la (primera) banda sonora del productor Nathan Micay. Merece ser objeto de culto, y análisis, y polémica, y lo que surja. Sobre todo, no dejemos que algo así se traspapele en el maremoto de estrenos de cada semana.