Quince años después de dirigir su última película, La estanquera de Vallecas , Eloy de la Iglesia ha regresado con Los novios búlgaros , una adaptación de la novela homónima de Eduardo Mendicutti que narra cómo un hombre se enamora de un joven búlgaro que le puede llevar a meterse en problemas. Fernando Guillén Cuervo, en una triple faceta de actor, guionista y productor, es ese homosexual de 40 años, con una posición social desahogada, que en una de sus salidas por el barrio de Chueca conoce a Kyril (Dritan Biba), que se dedica a negocios turbios y aspira a traer a su mujer (A. Sinkovic) a España.

Para el director guipuzcoano, el resultado de este trabajo es una película "divertida, pero también amarga", que deja al espectador "la libertad de interpretar, porque no está cerrada", aunque cree que "acaba pesando más la parte emocional que el humor" y el público "se la está tomando más en serio de lo que yo quería". Cuando emprendió esta adaptación, tenía como "gran asignatura pendiente la opinión de Mendicutti", ya que "había hecho cuatro adaptaciones y, por ejemplo, a Alonso Santos no le gustó la de La estanquera de Vallecas ".

MENDICUTI, CONFORME

"Eduardo era muy favorable a que hiciera la película, y no sé si le ha gustado o no, pero sí que le emocionó", dijo De la Iglesia, que apuntó que, más que en las escenas de sexo entre Guillén Cuervo y Biba, "donde más me he liberado ha sido en que los personajes tuvieran pluma cuando la tenían que tener". A Mendicutti le parece "estupenda" la película y es "consciente de la diferencia de lenguajes" entre literatura y cine, por eso "no me importaba que me traicionaran, sólo que la película me gustara", y "los lectores han reconocido lo que han visto y nadie se ha acordado de la novela".

El actor malagueño Pepón Nieto, como uno de los amigos homosexuales de Cuervo, completa el cuarteto de protagonistas, y también han participado como productores Pedro Olea y Eduardo Campoy.