La Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí presentó ayer la obra de la artista cordobesa Verónica Ruth Frías para reivindicar «la presencia de las mujeres en el arte» y llevar el «poder del rosa a todos los ámbitos». La artista explicó que sigue persiguiendo «el sueño inicial» de intentar que el arte «llegue a todas y a todos», pues el arte debe ser una «herramienta con la que poder denunciar, transgredir y cambiar el mundo». En la jornada de ayer, se llevó a cabo la intervención I am a woman, una acción participativa, encabezada por la propia Verónica Ruth Frías y en la que tomaron parte más de 30 mujeres vinculadas al mundo del arte. Todas portaban un lema de creación propia en carteles, estéticamente idénticos a los de la obra Pink Power, que se exhibe en el puesto de la Fundación en Arco. Ruth Frías eligió el color rosa para dar uniformidad estética a la obra y los carteles, porque «es un color asociado a la feminidad, pero deseo desnudarlo de connotaciones sensibleras para tratarlo como color de fuerza y valentía y convertirlo en el color del poder, el poder del rosa». Para ella, «el aspecto artista-mujer es muy importante para mí porque siempre me he encontrado dentro de una mayoría masculina y eso no me terminaba de gustar. Hacía que me preguntase si no había más mujeres en el mundo del arte y, si las había, dónde estaban; si, tal vez, no querían serlo, o es que no las dejaban».

Lola Guerrera presenta una instalación efímera con materiales de la naturaleza intentando mostrar la colisión de la Vía Láctea y la galaxia M31 mientras la creadora Nieves Galiot utiliza la imagen de una trapecista en plena pirueta congelada para crear un dibujo que va creciendo con hilos apuntillados tensados por una piedra. Resalta el equilibrio entre el tiempo congelado, que es la piedra, y ese instante que recoge la pirueta de la trapecista.