La actriz Isabelle Huppert recreó ayer el personaje de una Eva altiva y dominadora en una Berlinale poblada de escritores atrapados, denominador común tanto en la película de la diva francesa como en la rusa Dovlatov y la alemana Transit. Huppert, protagonista de un remake de la película filmada hace medio siglo por Joseph Losey, ofreció unos de sus recitales de altivez, como una Eva que destroza a un impostor -Gaspart Ulliel- cuyo única obra fue robarle una brillante pieza teatral a un moribundo. La Eva de Huppert está dirigida por Benoit Jacquot, un habitual de la Berlinale

La segunda película a competición del día toma la figura del escritor ruso Sergei Dovlatov y su pugna con el aparato soviético en el Leningrado de 1971, entre rostros de palidez traslúcida y una constelación de otros poetas perseguidos por no encajar en el «espíritu de la revolución».

El tercer autor acosado fue Georg Weidel, un alemán que trata de huir del fascismo en la Francia ocupada, cuya identidad adopta un compatriota necesitado de escapar de una Gestapo que ya no calza botas nazis, sino los uniformes acolchados de las unidades antiterroristas de hoy.

Dovlatov, sobre la figura del escritor que acaba exiliándose a Estados Unidos y al que el éxito alcanzará muerto, es una película de Alexey German Jr, quien en 2015 ganó el Oso de Plata del festival berlinés a la mejor aportación artística con Under electric clouds. Son tres reflexiones sobre tres formas de opresión sobre escritores, auténticos o impostores, y apuntaladas en el buen trabajo escénico de la siempre impecable Huppert, por parte francesa, y de Milan Maric, en la rusa.