Como habíamos previsto, el concierto de Kurt Rosenwinkel y su Caipi Band en el Festival de La Guitarra fue uno de los más interesantes de una 37ª edición que se está caracterizando por una considerable merma en el poder de convocatoria, circunstancia que suponemos será merecedora de estudio por parte la organización de cara al futuro de un veterano festival aún con el estigma de hermano menor.

Así, para ver y escuchar a este deslumbrante guitarrista, nuevo gurú floreciente con su mesiánica y ácida dimensión del maná en forma de notas, apenas rozaba la media entrada el Gran Teatro de Córdoba. Desalentador, ya que lo que pudimos escuchar fue precisamente el impecable trabajo de seis músicos capitaneados por un espiritual Kurt Rosenwinkel en una nueva y casi indescriptible huida hacia adelante, con un intrincado reto en la composición llamado Caipi, un disco que ha visto la luz tras muchos años de trabajo. Una obra importante y completamente diferente de cualquier otra cosa que haya hecho, un giro sacro en su carrera que removió el alma de los asistentes en cuanto a la difícil combinación de complejidad, ejecución y sentimiento a flor de piel. Inclasificable por enorme en el concepto jazzístico.

SONIDO IMPECABLE / Por fin el sonido era impecable desde la primera nota, complicado dada la profusión de instrumentos en el escenario, y como siempre, extraño el de la Gibson 320 de Rosenwinkel, que pasaba esta vez por el sintetizador y por los habituales numerosos efectos con los que investiga y navega.

Brasil inundaba en dimensión festiva, pero de espíritu. Paz y, por qué no, amor, parecían llenar el recinto con fórmulas realmente de equipo en una realidad de puzzle armónico y un enfoque que apenas evocaba algunas de sus clásicas influencias como George Van Eps, Tal Farlow, Lennie Tristano o John Coltrane, hasta llegar a artistas modernos como Allan Holdsworth, Pat Metheny, e incluso Djavan. Es la nueva visión de su recién creada discográfica, Heartcore Records, que se dedica al lanzamiento de música de alta calidad, con independencia del género o estilo, un reconocimiento y celebración del hecho de que todos estamos juntos en este mundo y debemos unirnos en espíritu.

«EXCITAdos» / La emoción corría a raudales, como mostró el propio Rosenwinkel cuando, en un esforzado español que se agradece, reconoció que «estamos excitados», mientras recorrían los cortes de Caipi y algunas otras excepcionales composiciones nuevas.

En ese todo casi sagrado del nuevo planteamiento del artista le acompañan, en grabación y de gira, la banda al completo, sin recortes ni impensables sustitutos geográficos para esta comunidad de conexión estelar. Son cinco artistas experimentados de Alemania, Estados Unidos y América del Sur. Pedro Martins en la guitarra voces y sintetizador, mano derecha de este proyecto y cuyo disco personal se editará en breve desde Heartcore Records; Olivia Trummer en el piano, Frederico Heliodoro en el bajo, Antonio Loureiro como un multi-instrumentista (percusión) y Bill Campbell en la batería. Todos ellos, sin excepción, estuvieron brillantes en un empuje grupal de una comunión sin aristas dentro del círculo abierto que plantea un sosegado líder, Kurt Rosenwinkel, que ya se enmarca entre uno de los músicos más innovadores de las últimas décadas con una bendita y valiente heterogeneidad.