El misterio, el thriller, la novela histórica y las aventuras llegaron ayer al Bulevar del Gran Capitán, en la quinta jornada de la Feria del Libro, de la mano de varios autores que presentaron sus nuevas propuestas o firmaron ejemplares de sus obras, y también tuvo a los lectores como protagonistas gracias al encuentro con el escritor José María Espinar en torno a su novela El peso del alma, ganadora del 20º certamen de Novela Ciudad de Getafe y del Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón.

La obra tiene su piedra angular en el protagonista, Milton Vertebra, que ejerce de «agujero negro que absorbe toda la atención», en una trama que se centra en la investigación del posible descubrimiento científico del alma humana. Y «algo tan bonito como el alma, el ser humano es capaz de impregnarlo de crímenes, codicia, ambición», todos ellos ingredientes de una historia en la que el peso de la investigación recae en «un antihéroe lleno de incoherencias y debilidades, pero que tiene un código ético al que nunca desobedece», explicó Espinar sobre su novela.

A pesar de ser expulsado de la Policía Nacional, gracias a su entusiasmo, su pericia y la experiencia de años, Milton Vertebra se ve inmerso en un complejo caso donde los intereses científicos de un famoso neurocirujano como Luis del Corral, la desaparición de su colega Tancin Cadman y los principios morales de quienes lo rodean, en el afán por conseguir el éxito y el reconocimiento profesional, chocan dejando un rastro de misteriosas muertes. «Lo que está en juego es quién va a ser el primero en demostrar que el alma existe», prosiguió el escritor, que reconoció que considera «un privilegio» encontrarse con sus lectores y «subirme al ring y hacer guantes con ellos». Se trata de su primera incursión en la novela negra, ya que hasta ahora solo se había adentrado en la poesía con «ocho libros que me catapultaron al anonimato», dijo entre risas.

También dio a conocer su segundo libro el escritor Salvador Blanco. Tras un primer volumen de relatos, ahora se adentra en la poesía con La ideología de los puentes (Ediciones En Huída), un poemario que surge de «una experiencia personal que comienza con la muerte de mi padre y termina con el nacimiento de mi hija», dijo el autor, que aseguró que ese «yo individual» trasciende en un sujeto poético que se hace universal. «Todos vivimos o tendremos que vivir la muerte de nuestros padres y llegar al cuestionamiento de qué soy; si sigues siendo hijo, porque ya no tienes padres, pero eres padre porque tienes una hija», señaló el autor, que explicó que el libro es «una búsqueda individual y, al mismo tiempo, colectiva» a partir de una radiografía a una generación que «no tiene patria».

Y del misterio y la poesía se pasó a la novela histórica con la presentación de El calígrafo de Palmyra (Utopía Libros), con la que Manuel Jurado se alzó con el 27ª Premio de novela corta de la Diputación de Córdoba. El anciano calígrafo Yasir Abdul emprendió el largo y penoso viaje desde Palmyra hasta el norte de África con el fin de alcanzar las costas de Al-Andalus, su gran sueño. Había sobrevivido gracias a sus dotes de contador de cuentos -eróticos, morales, satíricos e históricos-.

Cansado y torpe, decidió tomar al adolescente Tariq, hijo único de una vendedora de hierbas en el mercado de un pueblo cercano al mar, como ayuda, acompañante y discípulo para llegar con él a la ciudad de Córdoba. Entre maestro y discípulo se crea una estrecha relación que se va fraguando conforme van superando duras pruebas en el viaje. Este es el argumento de una novela que se enmarca dentro de la literatura árabe tradicional, con una estructura confluyente entre la línea argumental central y el conjunto de cuentos intercalados. Y por último, el escritor cordobés Manuel García Parody firmo ejemplares de algunas de sus obras, como Nuevos paseos por Córdoba y El siglo XX en Córdoba, mientras que Fernando Mansilla hizo lo propio con su libro Relatos faunescos.