El director Pablo Heras-Casado y el pianista Javier Perianes habían querido «siempre» grabar la música del «excepcional» Bela Bartok y lo acaban de lograr nada menos que con la Filarmónica de Munich: «Son piezas elementales del siglo XX» y el culmen de su obra, dice el primero de ellos.

Producido por Harmonia Mundi, el disco incluye el Concierto para orquesta y el inacabada Concierto para piano número 3 de Bartok, grabados a finales de septiembre del 2017 en el Gasteig de Múnich, piezas que se incluirán además en la programación de una gira conjunta de los dos músicos por España, que arranca hoy.

Sobre el Concierto para piano número 3, Perianes, Premio Nacional de Música del 2012, explica que es un totum revolutum en el que Bartok pasa del «lirismo poético y metafísico» del segundo movimiento a un tercer movimiento más «arrollador», en el que muestra sus señas de identidad «con un estrecho vínculo con el folclore húngaro, las síncopas o la fuga».

Heras-Casado, recientemente nombrado director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, no se queda atrás a la hora de alabar al compositor húngaro y destaca su Concierto para orquesta como «una de las piezas elementales de la música del siglo XX» junto con La consagración de la primavera de Stravinski y algunas obras de Debussy.

Perianes asegura que las dos piezas «casan muy bien», puesto que pertenecen a la última etapa del compositor, en las que no abandona su estilo «más revolucionario» pero se percibe un compositor «vencido por la enfermedad», justo antes de morir, aquejado de leucemia, en su exilio en Estados Unidos.

Las dos composiciones de Bartok suponen el culmen de la carrera del húngaro, las últimas energías de un compositor que pretendía asegurar el futuro de su mujer, Ditta Pásztory, también pianista.