Primero fue Sierra Morena, escenario al que siguió la Patagonia argentina, y ahora Gerardo Olivares invita a viajar a los Alpes de la mano de otra aventura, Hermanos del viento, en la que vuelve a centrarse en la infancia y la naturaleza. Llegará a los cines el próximo 23 de junio, pero el director quiso darla a conocer ayer en Córdoba, como siempre ha hecho con cada uno de sus nuevos filmes. En esta película, con la que cierra una trilogía sobre la temática que inició con Entrelobos, vuelve a Manuel Camacho, el actor que dio vida al niño que vivió entre lobos y que ahora tiene una relación muy especial con un águila. Rodada en el 2014, cuenta en el reparto con Jean Reno, el primer actor internacional al que el director cordobés ha puesto delante de su cámara, y ya ha sido todo un éxito de taquilla en varios países europeos, especialmente en Austria.

-Después de ‘El faro de las orcas’, ¿qué nos cuenta ahora en ‘Hermanos del viento’?

--Es la historia de un niño que vive en los Alpes a finales de los años cincuenta del pasado siglo, en una zona denominada los Dolomitas, al norte de Italia en la frontera con Austria. El pequeño pierde a su madre en un trágico accidente y desde entonces vive solo en la montaña con su padre, con quien tiene una relación muy tensa. Un día se encuentra un polluelo de águila indefenso y decide llevárselo a un lugar secreto para cuidarlo. Se establece una relación de amistad muy bonita, lo que permite al pequeño huir de la relación con el padre hasta que el águila crece y decide dejarla en libertad, empezando entonces una búsqueda de esa la amistad. Es una historia muy bonita, muy sencilla, para público familiar.

-¿En qué se diferencia con lo que ha hecho hasta ahora?

--Visualmente, es lo mejor que he hecho, es un espectáculo, incluso hemos desarrollado cámaras especiales que les colocamos a las águilas para ver el vuelo desde su punto de vista. Desde el punto de vista visual, es un espectáculo.

-Esta película ha sido un gran éxito en Italia y Austria. ¿Qué espera del público español?

--La taquilla está complicada. Cada vez se va menos al cine. Me encantaría que la gente fuera a verla porque realmente es una película muy bonita y saldrán del cine muy contentos.

-¿Cree que si viviera en otro país su cine sería más valorado?

--No lo sé. Es cierto que en Francia, en Centroeuropa, las películas de naturaleza tienen mucha aceptación. En España cuesta más trabajo, y lo que estoy intentando con esta trilogía es que la gente vea otro tipo de cine español, donde la naturaleza sea la protagonista. También es una película para sensibilizar y educar en el tema medioambiental, porque te acerca mucho a la naturaleza y a las maravillas que ofrece, algo que tenemos que respetar y salvaguardar.

-¿Ha pensado en hacer otro tipo de cine, una vez cerrada esta trilogía sobre la naturaleza? ¿Cambiará de registro?

--Sí, en la próxima película quiero hacer algo totalmente diferente. Va a ser una road movie en el norte de África. Con esta trilogía cierro una etapa en mi carrera. Ahora el cuerpo me pide otra cosa.

-También regresa a un actor al que usted dio su primer papel en ‘Entrelobos’, Manuel Camacho. ¿Cómo ha sido volver a trabajar con él?

--Perfecto. Manuel es un talento puro. Lleva la actuación en la sangre y es de una naturalidad y credibilidad impresionante. Además, la cámara lo quiere.

-¿Cómo llegó a Jean Reno?

--Nos conocimos en París, le gustó la historia y entablamos una buena relación. Es de origen español: su padre es de Sanlúcar y su madre de Jerez. Realmente, se llama Juan Moreno y tiene mucha vinculación con España, y el hecho de que fuera un director y un protagonista andaluz le atrajo mucho.

-Él dice de usted que es un director tremendamente rápido y eficaz. ¿Qué diría usted de él?

--Para mí, es uno de los grandes actores de la actualidad, y me asusté un poco porque nunca había trabajado con una estrella internacional. Pero, al conocernos, creamos una amistad muy cercana que se nota en el rodaje, fue muy fácil trabajar con él. Se prepara muy bien el personaje y llega al plató sabiendo lo que tiene que hacer. Nunca tuve la sensación de que estaba trabajando con una estrella de Hollywood.

-La película está codirigida por el austríaco Otmar Penker, uno de los principales directores y cámara de cine de naturaleza en Europa. ¿Cómo ha sido la experiencia?

--Penker está especializado en Los Alpes y ha estado tres años rodando las imágenes de naturaleza mientras yo rodaba la ficción. Durante todo un año en Viena hicimos el montaje, dándole a la naturaleza un sentido dentro de la ficción. Han sido dos unidades rodando por separado y una gran experiencia, porque yo nunca había codirigido una película con otra persona y hemos estado siempre de acuerdo en el planteamiento.