El Museo del Prado reúne más trescientos dibujos y grabados de Goya en Solo la voluntad me sobra, una muestra excepcional que desempolva gran parte de los fondos del autor de la pinacoteca y que demuestra la vigencia de su discurso, con temas como la violencia con la mujer o la injusticia social. Esta es la más grande exposición realizada hasta la fecha sobre los dibujos del autor, un género que se considera «el corazón» de su legado, y que corona la programación de la pinacoteca madrileña con motivo de su bicentenario, que se celebra hoy.

«No creo que haya otro artista contemporáneo que haya abordado la violencia contra la mujer o las desigualdades sociales como lo hizo Goya hace 200 años», ha señalado el director del Prado, Miguel Falomir, con motivo de la presentación de la exposición, que abre hoy y estará hasta el 16 de febrero de 2020.

La mayoría de las obras expuestas corresponden a los fondos del Prado, que conserva una de las mayores colecciones del autor, y que no están expuestos de manera permanente por cuestiones de conservación. El visitante podrá ver en esta serie de dibujos al Goya «más profundo» y «estrictamente contemporáneo», ha explicado José Manuel Mantilla, comisario de la muestra y jefe de Conservación de Dibujos y Estampas del Museo del Prado.

El recorrido tiene una doble lectura, cronológica y por temas. Entre ellos, y como si no hubieran pasado dos siglos, los dibujos del autor hablan sobre la violencia, en la guerra y contra la mujer, la hipocresía social de las apariencias, la manipulación de las masas y las desigualdades sociales. Todos estos grandes temas «universales» le preocuparon a lo largo de su vida y los abordó desde un punto de vista filosófico. «Es un autor muy perspicaz, mira por debajo de las apariencias, es absolutamente clarividente», señala Falomir, quien señala que desde la crisis económica se está viviendo una nueva revalorización de la obra del artista.

Entre las joyas de la muestra, que ha sido organizada junto a la Fundación Botín, se encuentran obras conocidas como Caprichos o los Disparates (de los que el Prado muestra una veintena, de extraordinaria modernidad), o el Cuaderno C (1808-14), que se encuentra casi completo y que no se ha visto nunca en conjunto. Del cuaderno se conocen 126 dibujos y el Prado muestra 120, en los que se pueden ver imágenes con «contrastes brutales» que demuestran su amplio registro y que van desde sus críticas feroces contra la Iglesia, a oscuras visiones oníricas o escenas femeninas como una joven pensativa en pleno paseo, acompañada por la frase «Piénsalo bien».

«Es un Goya pensador, que saca a la luz todo lo que está oculto bajo las alfombras de la sociedad», detalla Mantilla. El tema de la violencia perpetrado contra la mujer es recurrente y atraviesa el legado del artista, que retrató las injusticias sobre la mujer en el matrimonio, o en los Desastres de la guerra y fue muy crítico con la prostitución. «No podemos decir que Goya era feminista, porque era un término que no existía, pero sí asumió muchos de los postulados del feminismo», asevera Mantila. El Museo del Prado también ha incluido en la muestra piezas de la serie Tauromaquia, a los que el artista incorpora un alto grado de violencia en consonancia con el discurso ilustrado antitaurino, o el Cuaderno de viejas y Brujas, una obra inacabada en el que el artista recogió escenas de vejez, otro de sus temas recurrentes al final de su vida. El dibujo Aún aprendo, un emblema sobre la capacidad de progreso y de resistencia frente a la adversidad, es justo el que pone punto y final a la muestra.