La coordinación entre las instituciones que gestionan el patrimonio cordobés, la necesidad de generar órganos eficaces y que se piense en estos bienes y su relación con la ciudad por encima de la repercusión económica inmediata que pueden suponer a través del turismo son aspectos básicos para acercar esa riqueza a la sociedad que la rodea. Esa es una de las conclusiones que salieron ayer del encuentro virtual entre los arqueólogos Ana Zamorano y Jaime Almansa --investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC y que actualmente estudia la gestión del patrimonio arqueológico en el Mediterráneo, desde Atenas hasta el norte de África-- , organizada por el colectivo Amigos de Medina Azahara en el marco del ciclo de conversaciones entre arqueólogos, arquitectos, geógrafos e investigadores sobre las interacciones que se generan entre los distintos tejidos de la ciudad patrimonial y la búsqueda del equilibrio entre ciudad, patrimonio y vida. Estas citas telemáticas, que comenzaron hace dos semanas, tienen como protagonistas a especialistas de diversos ámbitos relacionados con el patrimonio y su objetivo es analizar la relación de estos bienes con su entorno más cercano.

De todos es sabido que Córdoba posee un impresionante patrimonio, no en vano ostenta cuatro títulos de la Unesco, pero los expertos consideran que es necesaria una mayor sensibilización ciudadana hacia estos bienes y observan una desconexión entre Medina Azahara , la Mezquita-Catedral o el Alcázar de los Reyes Cristianos «porque cada uno de ellos lo gestiona una entidad diferente».

La convivencia entre el patrimonio y su entorno, la percepción social y política que hay sobre él como motor de desarrollo, los beneficios no económicos de estos bienes, la importancia de sensibilizar a la sociedad sobre ellos y la capacidad de transformación que tienen a nivel social y urbano fueron algunas de las líneas argumentales del coloquio, en el que los expertos abogaron por la calidad de su gestión. «Los políticos ven el patrimonio como factor de desarrollo económico desde el turismo», aseguraron los arqueólogos, que consideran necesario un mayor disfrute de esa riqueza desde lo contemporáneo y la importancia de revertir la experiencia y el conocimiento para estrechar las relaciones entre sociedad y patrimonio.

"La distancia mental con Medina Azahara, generada, entre otras cosas, por los 500 metros que quedan para poder pasear hasta el yacimiento desde la carretera de Palma del Río, aleja al conjunto arqueológico de los ciudadanos", señalaron los expertos, que, en cuanto al casco histórico, valoraron la necesidad de «un plan que piense en sus habitantes, no solo en el turismo», para mejorar la relación con su entorno, que posee elementos fundamentales a nivel internacional, pero que tienen que convivir de manera natural con la sociedad, a la que hay que hacer partícipe.

Al concluir, los expertos insistieron en que «hay que pensar muy bien cómo se gestiona una ciudad patrimonial», poniendo como ejemplo la localidad de Almedinilla, cuyo patrimonio ha cambiado totalmente la mentalidad de los habitantes ese municipio, según señaló Zamorano.

El miércoles 24 de febrero será el turno del Tejido humano, sobre el que debatirán el arquitecto Curro Crespo y la presidenta de la asociación de vecinos Galea Vetus, Isadora Donnier. Finalizarán el ciclo los geógrafos David López y Víctor Fernández, que el 10 de marzo conversarán sobre la Vida en el Conjunto Histórico.