El poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, cree que en las pasadas elecciones los españoles salieron a la calle a defender valores de fraternidad y diálogo frente a la invitación al odio y dice estar feliz de que España sea el país que venció «a Napoleón y a Steve Bannon». «Estoy feliz de que España sea mucho mejor a la caricatura virtual que se hace en los ambientes de la crispación política», ha indicado García Montero, que ha mencionado un chiste que oyó respecto a que es el único país que ha podido vencer a Napoleón y al que fuera asesor del presidente norteamericano Donald Trump y de Vox en España, Steve Bannon.

García Montero acaba de publicar Las palabras rotas (Alfaguara), un libro en el que reivindica «sacar del cubo de la basura» palabras como política, verdad, identidad o progreso que han caído en el desprestigio por culpa de los «poderes salvajes». Son palabras «puestas en sospecha constantemente y, sin embargo, son fundamentales para reivindicar una esperanza democrática», considerado que la política debería aprender de lo que ha sido la cultura y de la «complicidad» que se ha dado en el mundo de la poesía.

En su opinión, las pasadas elecciones «podrían ser un momento de reflexión o de quiebra» ya que si algunos partidos políticos decían ciertas cosas era porque tenían claro que ese mensaje calaba en la sociedad. Pero las elecciones generales le han dado la «alegría» de demostrar «que la sociedad española es mucho más sana del ambiente de crispación cerrado de la política basada en el odio y el insulto». Por eso, ha animado a los partidos democráticos, del que ha excluido a Vox, a que reflexionen sobre que «se puede hacer política sin llamar al odio»: «una dignificación de la palabra política es fundamental». También ha expresado su preocupación porque algún sector político quiera apropiarse de los símbolos de España: «hay pocos poetas tan españoles como Antonio Machado o Rafael Alberti, pocas defensas tan claras de lo que significaba España se han dado de manera clara como lo hicieron María Zambrano o Manuel de Falla». «Y me preocupa mucho que un sector político concreto se quiera apropiar de los símbolos de España y me preocupa mucho que la reacción de eso sea que, en vez de pensar en Machado, Falla, Lorca o Zambrano, haya gente que en nombre del izquierdismo español se sienta dispuesto a despreciar a España»

Respecto a Cataluña ha considerado que tanto en Barcelona como en Madrid «hubo sectores políticos muy corruptos que estaban robando y liquidando espacios de servicios públicos y cuando se vio de forma clara, encontraron en el relato nacionalista la mejor excusa para encubrir el problema», que es lo que sucedió con CiU y con el PP. El PP «alimentaba la ofensa a Cataluña para ganar votos en Cuenca o en Sevilla, y CiU decía «España nos roba» porque era más fácil eso que decir «me estoy llevando el dinero a Suiza». “Los que no somos partidarios de la independencia de Cataluña tenemos argumentos suficientes como para respetar la libertad de los que se sienten independentistas e intentar convencerles de que en el siglo XXI hay muchas razones para que Cataluña siga formando parte de España”, ha subrayado.