El pasado 4 de enero se cumplió el centenario de la muerte del escritor Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 1843-Madrid, 1920). Este año será, por tanto, un «año Galdós» para muchas instituciones culturales españolas, en las que se recuperará la lectura y estudio de uno de los autores más prolíficos del siglo XIX en España, uno de los que tuvo más éxito de público y del que, tras periodos de cierto olvido, se retoma su obra como uno de los más interesantes testimonios sociales e históricos de su tiempo. También por su amenidad y por la actualidad de sus relatos, pues el autor de Fortunata y Jacinta, de Misericordia, de Marianela y de la ciclópea Episodios Nacionales -y que también fue diputado- no deja atrás la crítica social en sus novelas y obras de teatro.

Los ‘Episodios Nacionales’

No hay en Galdós ninguna obra dedicada específicamente a Córdoba, pero sí capítulos de interés en los Episodios Nacionales y una estrecha relación con diversos escritores y periodistas cordobeses, desde Juan Valera hasta Blanco Belmonte, Julio Burell, Manuel Reina o José María Carretero, más conocido por su seudónimo, El Caballero Audaz. A esta relación con Córdoba dedica parte de sus investigaciones Antonio Cruz Casado, recientemente jubilado, que ha sido catedrático de Lengua y Literatura en el Instituto Marqués de Comares de Lucena. Antonio Cruz, también miembro numerario de la Real Academia de Córdoba, expuso parte del fruto de este trabajo en una sesión conmemorativa del centenario, con el título Galdós y los escritores cordobeses. En la sesión participó también la académica correspondiente Juana Toledano Molina, con la exposición Galdós ante el joven teatro modernista: Ramón Goy de Silva.

En los Episodios Nacionales hay largos pasajes sobre Córdoba de gran interés, como el episodio Bailén (1873), que en su capítulo diez describe la capital: «...la ciudad de Abderrahmán, la meca de Occidente, la que fue maestra del género humano», la que sustituyó «el bullicio de sus bazares por el culto de sus sesenta iglesias y sus cuarenta conventos», orgullosa y rica incluso en su declive... «tal era la ciudad que había estado entregada por tres días a la brutal y salvaje codicia de los soldados de Dupont», en alusión al saqueo de Córdoba en 1808 durante la Guerra de la Independencia tras la invasión napoleónica. O la parte dedicada a la batalla de Alcolea, titulada La de los tristes destinos. Pueblos como Montoro e Iznájar están también incluidos «en el amplio fresco histórico» al que alude el académico cordobés. Antonio Cruz destaca el episodio nacional La vuelta al mundo de la Numancia, donde habla «de la rebelión en las ventas de Iznájar y de Loja en la época de Narváez, un tema que trató una compañera y amiga, Ana Padilla, en unas jornadas en Iznájar».

La hija de Machaquito

De las relaciones cordobesas, este académico destaca una muy curiosa: «En la Real Academia de Córdoba mostré un recorte del periódico El Sol que hablaba de la muerte de Galdós y entraba en el detalle de las personas que estaban en la capilla mortuoria». Allí, junto a la hija y el yerno del escritor, está «una joven», una señora que se llama Rafaela González, hija del torero cordobés Rafael González Madrid, Machaquito. Rafaela González «tenía una amistad muy grande con don Benito, este le escribió desde Santander». Al parecer, los dos eran muy aficionados a los perros y hablaban de su crianza en su correspondencia. Así, una cordobesa estuvo en el momento de su muerte.

De entre los escritores y periodistas cordobeses afincados en Madrid y con relación con Galdós, Antonio Cruz destaca a Julio Burell, de Iznájar, que utiliza los personajes de la obra Realidad «para escribir su artículo más famoso, Jesucristo en Fornos, comentarios a los estrenos de Galdós». De Burell es el comentario sobre las dificultades económicas de Juan Valera --«el propio Valera decía con cierta gracia que estaba aquejado de sindineritis crónica», comenta Antonio Cruz-- al señalar que con lo que había sacado de Pepita Jiménez no tenía ni para pagar «la tela de la cola del vestido de su señora».

‘El Caballero Audaz’

Otros relacionados en mayor o menor medida con Pérez Galdós son Francisco de Paula Canalejas, el lucentino Francisco de Asís Pacheco, o el periodista Manuel Reina, pues colaboraba en La Diana. Hay también un frecuente intercambio epistolar con Cristóbal de Castro, que le reclama con insistencia (y hasta con angustia) que le escriba prólogos a sus libros, pues sus editores se lo exigen. Finalmente, el periodista montillano El Caballero Audaz, famosísimo en su época, publicó en La Esfera una de las entrevistas más importantes que se le han hecho a Benito Pérez Galdós, y este prologó uno de sus libros.