La Villa de Fuente Obejuna es, durante estos días, un hervidero. Por las mañanas, mientras la escenografía de la plaza Lope de Vega va tomando forma, no son pocas las personas que se acercan a fotografiarse ante el castillo de Fernán Gómez de Guzmán o la Casa de la Encomienda, donde vive Laurencia. Pero es al caer la tarde cuando el grupo de mujeres de vestuario se acerca hasta el taller que ultima los detalles de los trajes, especialmente en estos días, de los personajes de reparto. Nervios y calor han provocado que alguno de ellos haya perdido peso, por lo que los arreglos no cesan.

Cascos, ballestas y alabardas portan los soldados que, a las órdenes de Fede Vergne y su ayudante, Belén Benítez, ensayan sus escenas, ahora también a lomos de los caballos, que se mueven, ya perfectamente, por la plaza. Entre los jinetes, el joven Leo Benavente, campeón en algunas competiciones hípicas.

Alrededor de las nueve de la noche, los músicos ocupan su lugar. Dirigidos por Salvador Balaguer, interpretarán las composiciones de Cristian Cavero, que intensificarán las emociones que trasmite la versión que el escritor, cronista y académico mellariense Manuel Gahete ha realizado de Fuenteovejuna.

Un grupo de actores ensaya la coreografía de Rafi García y Rafa Guarnizo, profesores de Cordobaila, y los protagonistas repasan sus textos, al igual que los cuatro nuevos personajes, tras asegurarse de correcta colocación de su atrezzo.

En un instante, siguiendo las indicaciones de las regidoras y de la ayudante de dirección, Nieves Palma, todo el mundo ocupa sus posiciones y se hace el silencio. Comienza la acción, en todo momento bajo la atenta mirada del director, Ángel Luis Martín, que lleva ya un buen número de semanas durante las que su vida prácticamente transcurre, en la plaza. En el graderío instalado se encuentra la alcaldesa, Silvia Mellado, que observa el trabajo altruista de sus vecinos. Y también se prueba el mapping.

Mientras tanto, y desde hace casi un mes, las plazas hoteleras están ya reservadas, las de los alojamientos rurales se encuentran, aproximadamente, al 75% y el ritmo de venta de entradas es ya frenético. Este año, el Ayuntamiento ha dispuesto un servicio de autobús para facilitar el traslado a los espectadores que residen en las aldeas, llenas ahora de turistas.

Es el día a día en una localidad en la que entre la ropa tendida se observan mallas, corpiños o sayas. Quedan cuatro días para el estreno, y todos a una trabajan por Fuenteovejuna.