Tres obras de dos autores finlandeses ayudaron a los asistentes al Gran Teatro a combatir el calor en la noche del jueves pasado: la Orquesta de Córdoba, con la colaboración del joven violinista Carlos R. Arroyo, todos bajo la dirección de Lorenzo Ramos, nos ofrecieron en el penúltimo concierto de la temporada de abono un programa que arrancaba con el Concierto para violín en Re menor, Op. 47 de Sibelius --la pieza más cálida de la velada--, que sirvió de introducción a un programa que nos acercó térmica y físicamente al círculo polar.

En cada nueva actuación de Arroyo en el Gran Teatro podemos asistir a su creciente madurez como violinista, madurez que le permite acercarse a partituras con más fondo, más exigentes desde el punto de vista no sólo técnico, sino expresivo. En el caso del concierto de Sibelius estuvo más atento a la expresión que al virtuosismo --lo que constituye un acierto para quien escribe--, tiñendo de oscuridad --con un sonido acertadamente «sucio»-- los pasajes más graves y tensos, que son multitud en esta pieza. El concierto sonó redondo en la versión de Ramos, aunque en algunos momentos la orquesta tapase al violinista algo más de lo deseable.

Pero lo verdaderamente refrescante de la velada estaba aún por llegar: el Cantus Arcticus, Op. 61, Concierto para pájaros y orquesta del también finlandés E. Rautavaara. Obra difícilmente clasificable --con grabación magnética con cantos de pájaros del Círculo Polar Ártico--, me atrevo a describirla como una suerte de utopía naturalista, un oratorio ornitológico que nos ofrece un paisaje de redención ecologista -interpretado aquí de forma especialmente oportuna, casi a la misma hora en que el «visionario» Donald Trump retiraba a EEUU del Acuerdo de París contra el cambio climático- bajo una acerada luz septentrional que lo impregna de una insondable serenidad y una belleza calma de amplios horizontes que la formación cordobesa reflejó con naturalidad, como si en la calle estuviésemos a bajo cero. Finlandia, Op. 26, de Sibelius, cerró con menos profundidad y más fuegos de artificio un concierto que el público ovacionó.