Federico Corriente Córdoba (Granada, 1940) entró ayer en la Real Academia de la Lengua con un discurso en el que criticó la «grave falta de empatía» con los vecinos «orientales o norteafricanos» y sus consecuencias en los estudios lingüísticos sobre los arabismos hispánicos.

El arabista tomó ayer posesión de la silla «K» de la RAE, la que tenía hasta su fallecimiento, el 25 de junio del 2014, la escritora Ana María Matute, a la que dedicó la primera parte de su discurso sobre La investigación de los arabismos del castellano en registros normales, folklóricos y bajos.

Corriente aseguró que existe una «ignorancia voluntaria del vecino» oriental, «al que a menudo se quiere, o a veces es casi forzoso considerar enemigo» y se referió a las «trágicas consecuencias» que esta posición ha tenido y sigue teniendo «en la gestión por las potencias occidentales hegemónicas de sus intereses más vitales en el Oriente Medio». No hay que buscar mucho, dijo Corriente, «para recordar recientes y muy negativos episodios y catástrofes generadas por una torpe gestión internacional, producida por ignorancia y negligencia voluntarias e injustificables entre quienes no carecían precisamente de acceso a la información necesaria».