Entre que los títulos más interesantes estrenados a nivel nacional pocas veces llegan a la cartelera local y que cuando lo hacen no están más de una semana programados, no queda más remedio que hablar de otros, por lo general, fallidos. Por muy buenas intenciones que hayan tenido los responsables de la producción, lo que cuenta es el resultado --para algunos el económico y para otros el artístico--. Y, por desgracia, vivimos tiempos grises también en esto del arte cinematográfico. Muy lejos quedan las ofertas de capitales como Málaga y Sevilla, ya nos gustaría estar compitiendo con ellas, aunque mejor no quejarse demasiado que hay otras ciudades, y no muy lejos, que aún están peor que nosotros. Y ya se sabe, si las películas están poco tiempo en proyección es sencillamente porque no hay público para tales producciones de calidad, según parece. Me hubiese gustado comentar, por ejemplo, Mal genio, la última cinta del director de The Artist (Michel Hazanavicius) sobre uno de los más curiosos personajes que ha dado la cinematografía francesa y, más concretamente, la nouvelle vague, Jean Luc Godard. Sin embargo, el poco interés del público la ha empujado fuera de los cines. Así que entro a ver Madre! y al salir pienso que no habría habido mejor título para tal delirio. Impensable que un director como Darren Aranofski, decepcione de tal manera, aunque ya apuntaba maneras con la insoportable La fuente de la vida. Ahora bate record, pues ni siquiera con un cuarteto de excelentes actores es capaz de salvar del ridículo su proyecto. Insisto con otra propuesta que no huele mal: Canción de Nueva York de Marc Webb, cuya sinopsis me recuerda algo a Herida, de Louis Malle, pero qué más quisiera que parecerse en algo. No obstante se la ha comparado con Woody Allen y con El graduado (Mike Nichols), pero nada que ver. Se han elogiado sus canciones, pero también el programa de Bertín Osborne tiene buenos temas musicales y... En fin.