La actriz y cantante Imperio Argentina, de 92 años, murió anoche en la localidad malagueña de Benalmádena, donde residía desde hacía veinticinco años. El fallecimiento de la cantante, cuyo nombre era Magdalena Nile del Río, se produjo sobre las 22,30 horas en la casa de su nieta Teresa, y sus restos mortales han sido trasladados al tanatorio del cementerio internacional de la localidad. El entierro tendrá lugar mañana.

La actriz y cantante, de padres españoles, que tenía seis nietas y ocho biznietos, estaba alejada de los escenarios y vivía en su casa de Benalmádena, en la avenida de su mismo nombre, en una zona residencial de la localidad. El pasado mes de enero sufrió una angina de pecho y estuvo ingresada en el hospital clínico universitario de Málaga.

Imperio Argentina marcó un hito en el mundo del espectáculo entre los años 30 y 50, en que interpretó numerosas películas de la mano de su marido Florían Rey y recorrió el mundo con sus canciones. Hace algunos años, el director de cine José Luis Borau rescató del olvido y de su retiro de Benalmádena a Imperio Argentina, a quien muchos creían muerta. La intérprete de Nobleza baturra y reina indiscutible del cine español de los años 30, volvió a la escena, con 80 años, gracias a la película Tata mía , en la que intervino junto a Carmen Maura.

En los últimos 10 años, Imperio, nacida en Argentina en 1910, ha ido apareciendo esporádicamente en algunos actos sociales y nostálgicos, y nada hacía suponer la miseria en la que vivía. Hace un par de meses, a Imperio Argentina le dio una embolia y cometió el error de no morirse, destapando involuntariamente una sórdida historia de intereses que enfrenta a tres de sus cinco nietos. Motivo: la magra herencia de la abuela.

Imperio Argentina tuvo dos hijos. El primero, Florián, nacido de su unión con el director Florián Rey, se suicidó cuando era joven. Y la segunda, Magdalena, sufrió toda su vida trastornos mentales. Esta hija le dio a Imperio cinco nietos. Cuando murió su hermana, con quien Imperio había vivido toda la vida, dos de sus nietas se repartieron la tarea de cuidarla. La abuela, a cambio, les fue cediendo la propiedad de la casa y otras minucias de lo poco que le quedaba tras años viviendo de las rentas.

SEDUCTORA

En la vida de Imperio Argentina ha contado el morbo de sus amoríos tanto como el relumbre de sus películas. De lo uno y lo otro hay en sus memorias. Hitler es la estrella de la colección. "Su rostro era regular, simétrico, bastante perfecto y muy lindo; lo único que le afeaba era ese bigotito francés que parecía una muesca posada sobre los labios --revela en un libro--. Además, su trato personal era muy cordial, muy educado, y eso contribuía a hacerlo más atractivo aún. Hitler tenía magnetismo y era encantador". Con el nazi sólo hubo una buena impresión. Con Marlene Dietrich, ni eso: "Me sentí incómoda a su lado porque en sus ojos había un deseo al que no parecía importarle que no fuese correspondido". José Antonio Primo de Rivera fue otro cantar: "No hubo más que algún roce casual y casi furtivo, pero que a mí me servía para sentirme mayor de lo que era". Para amor, Carlos Gardel: "A veces me ruborizaba por una mirada suya de picardía, por una palabra, y otras, en cambio, me abrazaba a

él y acariciaba su nuca. En esos momentos no éramos Carlos Gardel e Imperio Argentina, sino un hombre y una mujer".