Sidonie celebra 20 años de carrera musical de la mejor forma posible: con el éxito de su disco El peor grupo del mundo aún reciente, subidos a una furgoneta y recorriendo el país con The Beatles sonando de fondo. Marc Ros (cantante y guitarrista), Axel Pi (batería) y Jesús Senra (bajista y segunda voz) se han forjado como hermanos, como grandes amigos que no han dejado de crear música con la misma ilusión que cuando todavía tenían acné juvenil en la cara. La semana pasada arrancó su gira de cumpleaños.

-Al revés que los Beatles desde ‘Sgt. Pepper’s’, ustedes cambiaron el sitar por la guitarra eléctrica, la psicodelia por un rock cada vez más pop. ¿Qué cambiarían si volviesen a los inicios de Sidonie?

-Marc Ros: Es una buena lectura, la de haber hecho lo mismo que The Beatles pero en proceso inverso. Pero nuestro álbum Fluido García desmonta esta teoría. La gente se preguntaba: «¿Y ahora qué están haciendo?», porque volvimos a la psicodelia, pero cambiamos de idioma… En fin, ni nosotros mismos sabíamos qué hacíamos. A la pregunta, no cambiaríamos nada de nuestro repertorio.

-Tantos años viajando juntos da para escribir un libro lleno de anécdotas. ¿Cuáles recuerdan con más ternura?

-Axel Pi: Terminar un bolo, abrir la puerta del camerino a una pareja y que te cuenten que se enamoraron en un concierto de Sidonie; y que fruto de ese amor son sus dos hijos, que aparecieron con unas camisetas de nuestro merchandising. Esto es una dosis de fortuna tan bestia…

-Jesús Senra: Siempre recordaré el primer día que llegamos a los estudios Abbey Road para grabar. Nos quedamos todos pasmados por estar en el lugar donde grabaron los propios Beatles.

-M.R: Dormir en una furgoneta justo después de un concierto en San Sebastián en el que acudieron 30 personas a vernos y pasar un frío de locos. O tocar en el Hyde Park de Londres.

-¿Cambiar de idioma fue más por necesidad que por una cuestión de personalidad?

-M.R: Cambiar de idioma fue el megacambio de Sidonie y, en ese momento, otras bandas como Love of Lesbian o Deluxe también dieron el paso. Creo que fue por ciertas necesidades: por crecer artísticamente, por miedo a quedarse estancado, etcétera. En verdad, las bandas que comienzan en inglés lo hacen por puro mimetismo, por parecerse a su grupo favorito.

-¿Y cómo lo dejaron?

-A.P: Cuando empezamos a conocer la música pop en español, que fue gracias a El Niño Gusano, pensamos: «Se puede hacer un buen pop en castellano».

-M.R: Es como ofrecer al mundo el puro rock and roll pero versionado en tu lengua. Esto es una fucking maravilla.

-En esta gira de aniversario habrá tiempo para contentar a todo su público, desde los ‘mods’ de los 90 hasta el más ‘millennial’.

-M.R: Está bien que cites a los mods. Estaban enfadados con nosotros en esa época porque no seguimos su filosofía. Me acuerdo de que llegamos al festival Purple Weekend con una bandera de Queen y eso les indignó.

-A.P: Al final el gesto fue una rebeldía de Sidonie, que reivindicaba el ‘no’ a las etiquetas. Ese momento nos define, porque es difícil meternos en una única esfera musical.

-Hay mucha confusión en lo que es ‘indie’, en lo que es pop comercial y en si todo esto existe. A ustedes se les etiqueta de una cosa pero suenan en emisoras generalistas.

-M.R: Mejor, ¿no? Es genial que no haya etiquetas. Creo que la palabra indie está perdiendo mucha fuerza.

-J.S: Es algo por lo que llevábamos luchando mucho tiempo. ¿Por qué Sidonie no puede sonar en emisoras generalistas? Ya está bien. Mezclemos toda la música y que la gente elija lo que quiera escuchar. Nuestro grupo nunca ha sido independiente. Nos definimos como banda de música alternativa o underground.

-A.P: Cuando comenzábamos y nos preguntaban qué somos, decíamos que «un grupo pop, psicodélico, underground, paranoico, crítico, con dosis de hiperrealismo metafísico». Eso, en palabras claras, quería decir: No quiero que me encasilles.

-Bach salvó la vida a James Rhodes. ¿Quién se la ha salvado a Sidonie?

-M.R: The Beatles, a todos. Pero hablo de ellos como el faro principal, dentro están Bowie, The Kinks, Dylan, los Stone… Todos nuestros héroes musicales. Personalmente, quizá estaría muerto sin la música. Me ha ayudado en muchos momentos depresivos.

-La gente cuestiona si en España existe o no la libertad de expresión en la música.

-M.R: España no sabe querer a sus artistas, no los cuida. Es un país con una enfermedad crónica en cuanto a música. Serge Gainsbourg hizo en Francia una versión reggae irrespetuosa para muchos. Y ahora él es la cultura, el emblema del país. Como Monet en la pintura.

-A.P: Creo que los que ponen ese límite a la expresión atentan contra la creatividad del músico. El derecho de poder expresar sin límites es esencial, y en ningún caso que acaben encarcelados.

-Recopilando los 20 años de carrera, les ha dado tiempo a destrozar habitaciones de hotel o a comer kilos de pulpo, entre otras cosas. Pero, ¿cuántos labios han morreado en los conciertos?

-[Miran a Marc] M.R: Unos cuantos y de todo tipo. Unos blandos, otros duritos y otros babosos. Soy un experto en labios más que en besos, todo hay que decirlo. Lo aprendí de Elvis Presley que, en sus conciertos, lo solía hacer.