Tras siete años de silencio, Marea vuelve a los escenarios con El Azogue, su séptimo disco de estudio, con el que este grupo, uno de los más influyentes del rock nacional, recorrerá gran parte de la geografía española en más de cincuenta conciertos. Y uno de ellos será el de hoy en el Teatro de la Axerquía, dentro del Festival de la Guitarra, donde estos cinco músicos y, sobre todo, amigos, mostrarán que, pese a «los achaques de la edad» siguen dispuestos a darlo todo, según asegura Kutxi, uno de los componentes y que responde a esta entrevista.

-¿Qué han estado haciendo estos siete últimos años?

-Cosas verdaderamente importantes para hombres de nuestra edad. Hemos tenido hijos, y eso implica mucho tiempo. En definitiva, esperando el momento de que nos dieran las ganas de tocar otra vez.

-¿Qué les ha hecho volver al estudio de grabación?

-Si te digo la verdad, no tengo la más mínima idea. Nunca proyectamos nada, así que debimos decidirlo en alguna celebración familiar. Y de aquellos polvos estos lodos. Debió ser eso, porque nunca hay nada claro entre nosotros, nunca ha habido un gabinete de crisis, no hemos hecho una reunión jamás.

-Califican este disco como perfecto. ¿Por qué están tan satisfecho, qué tiene de especial?

-Para empezar, porque lo hemos hecho todo en casa y entre los cinco… Y eso mola mucho. Otras veces, nos ha dado por irnos a Vancouver con algún famoso a gastarnos los cuartos, pero como ya estamos más mayores, hemos preferido hacerlo todo en casa sin ningún elemento externo. Y también creo que son las canciones más bonitas que hemos hecho nunca, igual porque llevamos muchos años y no tenemos ningún tipo de presión, de listón por saltar, somos nuestra máxima influencia.

-En este trabajo llama la atención la colaboración del boxeador Poli Díaz. ¿Cómo surgió?

-Yo había hecho un guión para el video clip haciendo como que volvíamos al ring después de unos años, y se me ocurrió una historia paralela con un boxeador maduro que también vuelve al cuadrilátero. Cuando lo acabé, me dí cuenta de que acababa de describir a Poli Díaz, el ave fénix que más veces se ha caído y levantado. Lo buscamos, le propusimos la colaboración y le pareció perfecto.

-¿Cómo están recibiendo las nuevas canciones sus seguidores?

-Muy bien, ya es disco de oro, que en estos tiempos, en los que la gente prefiere que le regales un chupa chups a un disco, está muy bien. En cuanto al público, la afluencia está siendo la mayor de todas las giras que hemos hecho, no sé si por el morbo que da ver a unos señores mayores con alopecia y achaques. Ya se habla mucho de medicamentos en la furgoneta. A ver si acabamos esta gira con dignidad.

-Ahora llegan a Córdoba en el marco del Festival de la Guitarra. ¿Conocen esta cita?

-Sí, y nos hace mucha ilusión estar en ella. Mi familia es de un pueblo de Jaén, emigraron y yo nací en Navarra, pero hasta los 16 años viajé mucho al Sur. Yo creía que solo existía el flamenco hasta que tuve 15 años, y como no tenía ninguna aptitud ni facultad para ello, me tiré al rock, donde no hace falta ninguna.

-¿Cómo es el ‘show’ que ofrecen en esta gira? ¿Hay una mirada a otras épocas y canciones?

-Se centra, básicamente, en el disco nuevo, pero la mitad del concierto es para los grandes éxitos. Llevamos un escenario precioso y un montaje muy chulo.

-Acaban de empezar una gira que les llevará por toda España. ¿Se sienten con energía?

-Musicalmente, estamos mejor que nunca, pero físicamente estamos hechos un desastre. El que no tiene la tensión, tiene el corazón o la gota, se tiene que echar gotas en los ojos porque no ve tres en un burro o se tiene que poner cintas azules en la espalda para el lumbago… En fin, es algo totalmente bochornoso.

-¿Cómo les reciben en el Sur?

-Siempre muy bien. Además, me encanta Córdoba, bajar a la Mezquita por la calle Romero…

-Hay bandas que, incluso, les rinden tributo. ¿Se sienten orgullosos de ello o todo lo contrario?

-Que se corten el pelo y que busquen un trabajo, que es lo que tienen que hacer. Que nos hagan tributo cuando nos muramos.

-¿Hay poca creatividad musical?

-No. Lo que hay es mucha sinvergonzonería.