Sin necesidad de decir ni una sola palabra y sólo con el sonido de los violines y la musicalidad de sus propios movimientos, la Electra que presentó el Ballet Nacional de España consiguió dejar sin palabras al público que asistió al estreno en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Los silencios previos al aplauso generalizado, al terminar cada uno de los cuadros en los que se divide la obra, fueron una constante muestra de que no sólo de palabras vive el teatro y de que el público de Mérida sabe apreciar el atrevimiento de aquellos que apuestan por lo difícil. En esta versión está dirigida y coreografiada por Antonio Ruz.