La comedia española es el género que suele permanecer más tiempo en la cartelera, debido a la muy buena respuesta del público. Incluso en temporada baja. En El mundo es suyo, los compadres vuelven a la carga, o sea Alberto López y Alfonso Sánchez (este último en labores de dirección y ambos como pareja protagonista) o lo que es lo mismo: el Culebra y el Cabeza. En realidad, aquí en El mundo es suyo -segunda entrega de su Trilogía Sevillana tras su exitoso debut en el largometraje cinematográfico con El mundo es nuestro (2012)- son Rafi y Fali, uno con problemas después de ser puesto en la calle por su mujer y otro huyendo de un mafioso ruso a la vez que intenta cumplir con su familia política en la primera comunión de su hijo. Disfrazados de pijos sevillanos, este dúo humorístico se meterá en líos y enredos de todo tipo, gracias a un guión que pone cualquier tipo de obstáculo para la consecución del objetivo que se ha marcado. Con sus patillones y jersey al hombro recorrerán lo más típico de la ciudad hispalense (éste podría ser un punto de distanciamiento con su anterior producción que era mucho más claustrofóbica al desarrollarse la acción principal en un solo escenario), siguiéndoles la cámara en una especie de diálogo teatral mientras entran y salen de cada escena durante el día y la noche sevillana, mostrándose como dos pícaros que sobreviven a mil peripecias. Se les nota su experiencia como intérpretes, habiendo participado en diferentes éxitos de las últimas temporadas como en la saga de los Ocho apellidos, donde se les podía reconocer en papeles secundarios. Como comedia, si no la comparamos con su precedente, funciona al estar repleta de golpes cómicos y gracias a la chispa de estos dos cómicos disfrutando con sus papeles, a medida, deambulando con la libertad que ellos mismos se han creado por su zona de confort, en la ribera del Guadalquivir.