Dunkerque

Ha sabido equilibrar, con inteligencia, todo lo que conlleva una superproducción bélica, aunque su autor rechace tal término para su clasificación, con lo íntimo: tres historias contadas en tres tiempos (una semana, una hora y un día antes de) desde tres puntos de vista diferentes (tierra, mar y aire). Basada en un suceso histórico que Winston Churchill denominó «el milagro de Dunkerque». A finales de mayo de 1940, se conseguía evacuar a 300.000 soldados aliados (belgas, franceses y británicos) que se hallaban acorralados por los nazis en el norte de la costa francesa con la ayuda de todo tipo de embarcaciones, incluso civiles, que llegaron desde la costa británica, quedando muchas en el camino después de ser bombardeadas desde aviones y submarinos alemanes.

Dunkerque está filmada en un formato que no podemos ver aquí, IMAX 70 mm., habiendo optado Nolan por el rodaje cinematográfico para ser visto en la gran pantalla y poder apreciar el gran espectáculo que además es este filme donde la cámara igual se introduce en la cabina de un avión militar perseguido que en una pequeña embarcación familiar que atraviesa el Canal de la Mancha recogiendo soldados náufragos en plena mar o entre la muchedumbre desesperada ante los bombardeos.

Lo importante de la cuestión es que el director de Interstellar y otros tantos éxitos, que combinan lo comercial con la calidad, no permite que los efectos y la espectacularidad estén por encima del trabajo impecable de un reparto de lujo donde los actores con experiencia como Mark Rylance, Kenneth Brannagh o Tom Hardy se ven acompañados de otros noveles como Harry Styles (exmiembro del grupo One Direction), que debuta como actor. La desesperación ante la muerte inminente, el miedo, igual que la fuerza que da la unión ante situaciones límite son algunos de los temas que podemos encontrar en el fondo de esta magnífica producción sobre algo que ocurrió y todos debemos conocer.