A la franquicia Pokémon le quedaban muy pocos territorios por conquistar. Videojuegos, series de animación, merchandising, juegos de cartas, cromos, cómics y miles de productos derivados que han contribuido a convertir este fenómeno en la propiedad multimedia con una mayor recaudación mundial. Hace tres años el fenómeno se volvió a reactivar gracias a Pokémon Go. En el verano de 2016 estas criaturas fantásticas dieron el salto al mundo real y con nuestros smartphones podíamos cazarlas por las calles, una práctica que desató una auténtica locura entre niños y adultos. Fue precisamente en medio de esa fiebre recolectora cuando comenzó a desarrollarse la primera película en imagen real de Pokémon. Y, como no podía ser de otra manera, el protagonista sería Pikachu.

El peluchín amarillo más adorable del universo Pokémon daba por fin su salto a la gran pantalla en una película dispuesta a convertirse en el ‘¿Quién engañó a Roger Rabbit?’ de la generación millennial, ya que fueron precisamente ellos quienes comenzaron a disfrutar en su infancia de estos nuevos iconos de la cultura popular.

‘Detective Pikachu’ parte del videojuego homónimo lanzado en 2016 en el que acompañábamos a la simpática criatura resolviendo misterios en la metrópolis de Ryme City (una especie de amalgama entre Londres, Tokyo y Zootrópolis) donde conviven humanos y sus mascotas Pokémon en aparente armonía, ya que detrás de ese equilibrio se ocultan intereses oscuros y toda una red subterránea de secretos. El impulsor de esta urbe es un poderoso hombre de negocios, Howard Clifford (el gran Bill Nighy) que piensa que el futuro pasa por la simbiosis entre las especies con su consiguiente salto evolutivo.

PIKACHU HABLA

Varias novedades importantes: la película no se basa en los clásicos juegos de entrenamiento y lucha con los que empezó la saga, sino que adquiere los tintes de un neonoir que de alguna forma se encarga de homenajear a las películas clásicas de investigadores privados con un toque retrofuturista a lo ‘Blade Runner’ y a las buddy movies de los ochenta en la que dos compañeros viven todo tipo de aventuras a un ritmo vertiginoso. La segunda sorpresa: Pikachu habla, no solo pronuncia su reconocible “pika pika”, sino que se puede comunicar con el joven Tim (Justice Smith), que llega a la urbe para descubrir el paradero de su padre después de un sospechoso accidente de tráfico. Y lo hace con la voz socarrona de Ryan Reynolds, que también pone su rostro para la captura de movimientos faciales del pequeño espécimen para así aportar un extra de expresividad. Además, a este Pikachu le encanta el café, tiene un poco de amnesia, ha olvidado cómo utilizar sus poderes eléctricos, pero no ha perdido el olfato para meterse en problemas.

Pikachu al frente de una gran variedad de Pokémon. / WARNER BROS. / TOHO

Los creadores querían aportar una visión diferente y fresca del mundo Pokémon, sin perder de vista los guiños a los fans. No se encuentran representadas en la película las más de 800 especies existentes, aunque se pasean por la pantalla unas cuantas, entre las que adquiere especial protagonismo Psyduck, el Pokémon de la reportera Lucy Stevens (Kathryn Newton), al que no se le puede poner demasiado nervioso porque le estalla la cabeza (de la jaqueca) o el poderoso Mewtwo, que tiene poderes psíquicos y es fruto de la manipulación genética. También aparece Charmander, el enojado dragón Charizard, el lagarto-planta Bulbasur, Lickitung y su lengua kilométrica y pegajosa, el bastante creepy Mr. Mine o el iracundo Snubbull.

Tranquilos, ‘Detective Pikachu’ se puede disfrutar tanto si eres conocedor de su mundo como si es la primera vez que te acercas a él. El director elegido fue Rob Letterman (responsable de títulos como ‘Pesadillas’, ‘Monsters vs. Aliens’ o ‘Los viajes de Gulliver’) acostumbrado a la fantasía y a integrar las nuevas tecnologías al servicio del entretenimiento en imagen real. Para el director dar vida a los Pokémon era más que un sueño, hibridar la animación a la imagen física y conseguir que la interacción entre los humanos y los bichitos tuviera un carácter hiperrealista. Para ello optó por la calidad y la textura de la película en 35 mm y quiso rodar en localizaciones físicas para que los entornos parecieran lo más auténticos posibles dentro de la maraña CGI.

Objetivo conseguido: es como si una de las películas de añorado director de animación Sathoshi Kon cobrara vida, y en medio de todo ese espectáculo visual, la película sabe cómo convertir en protagonista de la función al achuchable Pikachu transformado en un sagaz Sherlock Holmes ‘fluffy’ al que Ryan Reynolds sabe sacar todo el partido con ese descaro que caracterizó su personaje de Deadpool a través de la causticidad verbal y el humor arriesgado. Legendary Pictures y The Pokémon Company ya planean hacer una secuela y toda una nueva saga live-acticon si ‘Detective Pikachu’ logra su propósito de enamorar al público. Tendremos Pikachu para rato.