Una nueva investigación ha dado como resultado la posible existencia una mezquita de piedra labrada, porte monumental y capacidad para unas 700 personas, en medio de la vega de Antequera, en un paraje rural alejado de cualquier asentamiento, según ha publicado el periódico El País a partir de los estudios del doctor en Historia Medieval Virgilio Martínez Enamorado.

Según el experto, Abderramán III planeó levantar, a 13 kilómetros en línea recta de Bobastro (Málaga), una ciudad, Al-medina, como símbolo del poder oficial frente a los sublevados, Omar ben Hafsun y sus hijos, que se levantaron contra el emirato de Córdoba.

Acerca de estos sorprendentes resultados, Alberto Montejo, ex director del conjunto arqueológico de Medina Azahara, considera que "es mucho decir que fueran los precedentes de Medina Azahara", asegurando que "puede estar más relacionado con un acuertelamiento más que una ciudad palatina".

En efecto, y según relata Martínez a El País, "el emir derrotó a los disidentes antes de lo esperado y, probablemente, decidió abandonar su proyecto porque ya no necesitaba demostrar su poder frente al enemigo y prefirió retomarlo más cerca de Córdoba. Fue así como nació Medina Azahara, que comenzó a construirse en el 936".

Hasta 2006, nadie conocía la existencia de la mezquita, que conserva sus muros de hasta seis metros de altura reforzados con contrafuertes y cuenta con un patio. El conjunto, de 30x30 metros, se construyó según el sistema de medidas antropométricas de la dinastía Omeya, el codo mamuni, que equivale a 47,14 centímetros.

Lo único que delataba su pasado era el topónimo del cortijo: Las Mezquitas. Fue entonces, cuando el historiador Carlos Gozalbes descubrió los arcos del templo embutidos en los muros del cortijo, el centro de una finca propiedad de José María Alcalde en la que se crían trigo y olivos y que está ubicada en el término municipal de Antequera, lindando con Campillos y Sierra de Yeguas y muy cerca de la laguna salada de Fuente de Piedra. Dos años más tarde, en 2008, el inmueble fue declarado bien de interés cultural (BIC) por la Junta de Andalucía. La mezquita, aunque ha sido objeto de varios estudios, permanece embutida en el cortijo y, de momento, no se ha realizado una prospección arqueológica en el bien ni está prevista su puesta en valor.