Al dramaturgo y creador televisivo Dennis Kelly le gusta hablar de 'El tercer día', su nueva serie para HBO (aquí arranca el lunes, día 14), como "una historia con principio, nudo y desenlace". En ningún caso se refiere a ella como el principio de algo grande: "Si le soy sincero, lo que más me atraía era hacer algo que nadie pudiera cancelar", dice entre risas, curadas ya las heridas de viejas guerras.

Tras algunas obras teatrales bien recibidas, Kelly cocreó con Sharon Horgan 'Pulling', ácida sitcom que se adelantó a 'La boda de mi mejor amiga' y 'Girls' en su potenciación de una feminidad sarcástica y gamberra. Solo duró dos temporadas, quizá porque, como defendían los propios creadores, no tenía centro moral.

La misma suerte corrió (solo dos temporadas) 'Utopía', su virulento thriller de ciencia ficción sobre un manuscrito de cómic que parece haber predicho catástrofes de la humanidad. A quien le gustaba, le gustaba mucho, pero no le gustó a la suficiente gente, y Channel 4 ni siquiera dio a Kelly la oportunidad de atar cabos con un especial. Prime Video estrena en octubre el remake estadounidense, antiguo proyecto de David Fincher y la escritora Gillian Flynn ('Perdida') para HBO; Flynn siguió en la nave. "Al principio ella me enviaba los guiones para que me los mirase. Eran brillantes. Después, poco a poco, dejó de hacerlo", dice riendo nuevamente. "Yo habría hecho lo mismo".

Un paisaje, tres miradas

Tras estas experiencias, Kelly prefería pensar en 'El tercer día' como algo autoconclusivo, aunque un proyecto con esta estructura admitiría fácilmente las extensiones. Una serie de este autor nunca será una serie cualquiera. "Queríamos hacer algo que no se hubiera visto nunca", dice Kelly, y si habla en plural es porque la serie parte de una idea de Felix Barrett, fundador del grupo de teatro inmersivo Punchdrunk. "Me propuso mezclar teatro en directo con narrativa televisiva. Los tres primeros episodios contarían una historia. En el centro, habría un espectáculo en vivo al que la gente podría ir a través de sorteo. Después habría una segunda historia de tres episodios".

La triada inicial cuenta la historia de Sam (Jude Law), un hombre que se ve atraído por una misteriosa isla, la verdadera Osea (Essex), donde descubre un mundo idílico que le costará dejar. O del que no le dejarán marchar. En la triada final observamos ese mismo paisaje desde el punto de vista de Helen (Naomie Harris), quien acude allí con sus hijas de vacaciones y no tiene un recibimiento tan cálido como Sam. El espectáculo central ya no podrá recibir tantos visitantes, pero va a ser algo especial, de todos modos: un único plano secuencia de doce horas.

Desde luego, la isla creada por Kelly y Barrett es tan fascinante que algunos no tendremos problemas en pasar allí doce horas. Además, desde el sofá de casa no hay peligro de sufrir los extraños comportamientos de sus lugareños (Paddy Considine, Emily Watson). Si alguna etiqueta admite 'El tercer día', es la de 'folk horror' (o 'terror folclórico'), ese subgénero puramente británico que el director Robin Hardy sublimó en 1973 con 'El hombre de mimbre'.

Roeg y Polanski

"Si le soy sincero, no había oído hablar del término 'folk horror' hasta hace un par de años", dice Kelly. "Cuando escribo historias, no pienso en géneros; solo escribo historias. Tampoco busco hacer guiños. Es después cuando me doy cuenta de cuáles han sido mis influjos. Por supuesto, adoro 'El hombre de mimbre', pero no fue hasta casi empezar a rodar que advertí su influencia en el proyecto. Otras películas que debían latir en mi subconsciente son 'Amenaza en la sombra', de Nicolas Roeg, y 'La semilla del diablo', de Roman Polanski".

Cuando le digo que a Kelly que su serie, más que una historia, es un estado de ánimo, se lo toma bien y mal. "Para mí la atmósfera es algo básico, pero también me preocupa quedarme en eso. Muchas series tienen un gran clima emocional. El problema llega cuando, en el quinto episodio, es evidente que ese clima es lo único que tienen. Yo quería que mi historia fuera satisfactoria. Sin que eso signifique dar respuesta a todos los enigmas; el público es más sofisticado, no quiere saberlo todo".

Cuando le hablo de la potente identidad visual de 'Utopía' y 'El tercer día', Kelly se resta todos los méritos. "Eso es cosa de [el director] Marc Munden. Muchos directores de tele solo saben de tele. No hay nada malo en eso, adoro la tele, pero me gusta la forma que tiene Munden de introducir ideas surgidas de oscuras películas húngaras. Fue él quien introdujo el amarillo en la estética de 'Utopía'; yo nunca escribí 'amarillo' en el guion. Mi trabajo es crear tiempo, un tiempo en el que el público quiera sumergirse. El resto lo hacen directores como Marc y Philippa [Lowthorpe, encargada de la historia de Helen en 'El tercer día'], los diseñadores de producción, los compositores… Ellos leen los guiones y captan un sentimiento. Cuando escribo, no veo imágenes, solo oigo voces".