Su carisma casi iguala a la potencia de su voz, porque Pablo García-López es un tenor al que le atraen todo tipo de proyectos innovadores y se sube al escenario tanto para dar un recital acompañado de un piano como para protagonizar un gran montaje de ópera. Y esto último es lo que hará este joven cantante cordobés, que el 5 y el 7 de marzo se meterá en el papel de Tamino en La flauta mágica, de Mozart, bajo la dirección de Paco López, en el Gran Teatro. Convertido en una figura internacional de la música con apenas 30 años, ha pisado los más importantes escenarios del mundo, pero le encanta volver a Córdoba a darlo todo ante su gente. Además de esta producción, esta temporada le esperan grandes proyectos como su debut en la ópera de Zurich o un ilusionante concierto de canción española que ofrecerá con la Orquesta de Córdoba en noviembre.

-Vuelve a pisar las tablas del Gran Teatro como protagonista de una ópera, ‘La flauta mágica’. ¿Es una actuación especial?

-Es muy emocionante. En el Gran Teatro y con el público cordobés me siento más desnudo que en ningún otro escenario. Creo que me expongo más que en ningún sitio. Por otro lado, La flauta mágica es una de mis favoritas. Yo debuté con ella con un papel muy pequeño y catorce años después la protagonizo. Es un rol en el que hay estar más maduro, el momento es perfecto y la llevaremos a otros escenarios. Pero hacerla en Córdoba es un regalo.

-Si echa la vista atrás esos catorce años, ¿qué siente?

-Mucha emoción, porque nunca pensé que iba a hacer una carrera como la que estoy haciendo. No me lo planteé porque lo que siempre he querido y me ha gustad es servir a la música y no servirme de ella, por lo que mi vida es un trabajo constante en esa disciplina que para mí es la música, interpretarla cada vez mejor, salir fuera, aprender idiomas, que mi cabeza se abra. No es solo mi carrera musical la que ha evolucionado, mi vida se ha transformado por completo.

-Es difícil ser profeta en tu tierra, pero a usted acaba de reconocerle la ciudad que le vio nacer. ¿Qué supone para usted?

-Me ha sorprendido felizmente desprevenido, porque no me lo esperaba y ha sido muy emocionante. Me siento profeta en mi tierra, estos días que estoy pasando en Córdoba se me acerca mucha gente que no conozco para felicitarme, las entradas para esta ópera están agotadas desde diciembre y siento que el público y las instituciones están reconociendo mi carrera. Cuando me notificaron el reconocimiento me dijeron que me lo daban por mi carisma como artista, lo que me gusta porque no solo valoran una voz. Por otro lado, veo que siguen mi carrera internacional de cerca y que se alegran.

-De nuevo se pone bajo las órdenes del también cordobés Paco López. ¿Qué cree que ha aportado a este montaje?

-Paco López es una persona que se prepara mucho y que ha rescatado la idea que tenía Mozart de esta ópera. La pieza se estrenó en un teatrito de Viena como si fuera una fábula de una compañía ambulante, y tiene una simbología masónica muy importante porque Mozart era masón, le prestó dinero la Logia de Viena y como agradecimiento hizo varias obras para gloria de los masones. Y yo creo que Paco López ha sabido captar el cuento de niños que es y lo ha transformado en eso. Por otro lado, Domínguez Nieto es un director muy sensible, a la vez que tiene mucho rigor, conoce el idioma y eso hace que todo fluya mucho mejor.

-Como dice, el argumento hunde sus raíces en el cuento, pero encierra muchas más cosas. ¿Nos adelanta alguna sorpresa?

-Creo que es muy sorprendente por varios aspectos. En primer lugar, en la parte final, con las pruebas a las que se someten Tamino y Pamina para entrar en esa logia, y también todas las apariciones que tiene la Reina de la Noche, un personaje muy importante. Esas partes son muy espectaculares.

-También participa la cordobesa Lucía Tavira, una compañera con la que ya ha trabajado. ¿Hay buenas voces cordobesas para la lírica?

-Siempre ha habido y las habrá. Desde Pedro Lavirgen, pasando por toda esa generación, a la que siguió la de Juan Luque y ahora son las de Lucía Tavira, Auxiliadora Toledano, etcétera. Creo que hay buenas voces, y no solo en Córdoba porque la realidad es que Andalucía se está imponiendo como un referente en voces.

-Esta ópera ha sido producto de la colaboración entre Jerez y Córdoba. ¿Es la única manera de poder producir este tipo de montajes?

-Es muy necesaria porque la coproducción abarata costes y hace que a ciudades pequeñas se pueda acercar la ópera, sobre todo teniendo un teatro y una orquesta, que es una base importantísisma.

-Empezó a cantar cuando apenas era un adolescente y hoy pisa los escenarios más importantes del mundo. Además de a su prodigiosa voz, ¿a qué le debe este imparable éxito?, ¿se sintió apoyado?

-El principio fue muy importante porque trabajé pronto con grandes maestros, y eso me dio una base que llevo en mi mochila de vida, desde López Cobos hasta Zubin Metha, pasando por Manuel Hernández Silva. Ellos me dieron una base de rigor. Por otro lado, siempre he intentado estar en un constante desafío y enfrentarme a retos que creía imposibles. Además, me he comprometido con muchas causas, musicales o no, y eso ha hecho que haya adquirido un carisma especial que es el que, al final, me ha llevado por este mundo de la música.

-¿Qué significó su paso por el centro de perfeccionamiento de Plácido Domingo en Valencia?

-Uno de los empujones más importantes de mi carrera. Es un centro es único y forman a cantantes de todo el mundo, entre ellos los más importantes de esta generación.

-Ha vivido muy cerca del tenor. ¿Qué piensa sobre las acusaciones vertidas hacia él?

-Trabajé con él en abril del 2019 por última vez y conmigo siempre ha sido una persona muy respetuosa y muy agradable.

-¿Siguen siendo malos tiempos para la lírica?

-Veo un renacer de la lírica en muchos aspectos. Los directores artísticos de los teatros son gente nueva con ideas frescas y eso se nota, igual que las nuevas generaciones de cantantes y directores de escena. Y también creo que el público joven se está acercando a la lírica. Está cambiando el público y creo que tiene que ver con que gente como yo, y no me quiero poner la medalla, acerquemos la música a gente de nuestra edad, porque ven que, aunque sea tenor también soy una persona normal a la que le gustan las cosas normales y, además, hago una interpretación para estos tiempos. Cuando entro en el escenario me meto de lleno en el personaje y el público lo siente.

-¿Con que otras músicas descansa de la ópera?

-Últimamente escucho flamenco, sobre todo a Vicente Amigo. Me encantaría hacer algo con él. También me gustan los cantautores franceses, me relajan.

-¿Cual es su sueño profesional?

-Seguir haciendo una carrera en la que continúe comprometido con mi ética, sirviendo a la música y trabajando con rigor e ilusión, que es la misma que tenía cuando empecé siendo apenas un niño.