David Russell eligió esta vez para su concierto en Córdoba una serie de obras en su mayoría adaptaciones para guitarra escritas originalmente para laúd, clave o piano, donde dio muestras de su versatilidad al buscar variedad de sonoridades y timbres en las seis cuerdas, ya que cuando se toman préstamos de otros instrumentos hay que tomar decisiones en cuanto al equilibrio, entre imitar al original o llevarlo al terreno guitarrístico.

Cuatro obras para laúd renacentista del inglés John Dowland: Can she excuse, Fancy I, Fancy II y Queen Elizabeth’s Galliard dieron paso, fuera de programa, a una Suite del compositor alemán S. L. Weiss para laúd barroco, con gran cantidad de adornos y ornamentos donde dio muestra de su técnica depurada.

Del compositor noruego E. Grieg seleccionó siete de las Piezas Líricas para piano. Las presentó como sus favoritas dentro de la colección, en la que hay algunos números más adaptados, alternando las rítmicas danzísticas con las más líricas, logrando un alternancia acertada para su escucha.

Russell suele presentar arreglos propios, ampliando el repertorio para guitarra, como con las Tres Sinfonías de J. S. Bach con las que abrió la segunda parte, catalogables como Invenciones a tres voces. En la siguiente obra, David’s Portrait, explicó que es una dedicatoria de Sergio Assad, en la que construye los temas jugando con las letras de los nombres de miembros de su familia, relacionando el orden de las notas y el alfabético. También fue visible cómo Assad asimila en la obra algunos motivos melódicos y rítmicos de música tradicional inglesa, algo patente si se enlaza con la selección de música celta con la que concluyó el concierto, una sucesión de canciones y danzas irlandesas que interpreta con frescura, no faltas de exigencias técnicas. Russell ofreció dos propinas: Una armonización de una melodía de Martín Códax y una brillante Gran Jota, de F. Tárrega.