Damián Flores no pinta: sueña. Y luego recrea los sueños con su pincel. Para certificarlo, las treinta obras que componen la muestra El viaje y el escritor: Europa 1914-1939, inaugurada el pasado jueves en el antiguo Pósito de Belalcázar con motivo de la Feria de San Roque y que permanecerá abierta hasta el próximo lunes. La muestra, que parte de una idea del historiador y ensayista Fernando Castillo, al que le une una gran amistad, ha sido ya expuesta en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y la Biblioteca Central de Cantabria. Según Castillo, su objetivo es «mostrar por medio de la pintura tanto la red cultural existente en el periodo de entreguerras como el elemento que impulsó su desarrollo, el ferrocarril». Así, recoge retratos de los autores más importantes de la época, como Kafka, Alberti, Joyce, Roth, Pavese, Pla, Gómez de la Serna, Pessoa, Valéry, los poetas del 27 o, por supuesto, Corpus Barga -belalcazareño de Madrid-, relacionándolos siempre con el ferrocarril y las ciudades que recorrieron con él.

La exposición, que se puede ver de 19.30 a 23.30 horas, consta de dieciocho cuadros originales y doce reproducciones digitales de gran calidad en inyección de tinta sobre tela de las obras vendidas en Madrid y Santander.

A Damián Flores le encanta la literatura y disfruta pintando a los escritores. «Lees un buen libro y, de alguna manera, quieres hacerlo tuyo. Retratar a un autor es una forma de agradecimiento sentimental», argumenta.

Nacido en Acehuche (Cáceres) en 1963, pasó su infancia y juventud en Belalcázar, donde vivían sus padres y está la casa familiar, a la que regresa siempre que puede. Posteriormente se fue a Madrid, donde ha desarrollado su carrera profesional todos estos años. Sus principales especialidades pictóricas son el retrato y la arquitectura.