Cientos de personas acudieron ayer a rendir un último tributo a la legendaria bailarina Alicia Alonso, la prima ballerina assoluta de Cuba, país que la despidió con un funeral masivo en el Gran Teatro de La Habana que lleva su nombre, transmitido en vivo por la televisión estatal.

Para el adiós a Alonso, fallecida el pasado jueves a los 98 años, el Gobierno decidió bloquear las calles del Centro Histórico habanero alrededor del coliseo, desde donde salió el cortejo fúnebre que recorrió el Malecón y la céntrica Avenida 23 hasta el cementerio Colón, última morada de la mítica artista.

Cubierto de flores blancas, el féretro de la bailarina fue colocado en el centro de la sala, rodeado de coronas enviadas por instituciones y personalidades, entre ellas, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y el exmandatario y líder del gobernante Partido Comunista de Cuba (único), Raúl Castro. Líderes latinoamericanos como el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, también se unieron al homenaje con un gran ramo de rosas. Grandes imágenes de la fundadora del Ballet Nacional de Cuba (BNC) y sus decenas de condecoraciones flanqueaban el féretro. Estudiantes, bailarines, periodistas, artistas y funcionarios formaron la guardia de honor junto a la «eterna diva» de la isla, que llevó un arte «tan elitista como el ballet a las masas», destacó Julián, un jubilado que tuvo «el privilegio de ver bailar a Alicia».